Desde que los principales bancos centrales comenzaron con la subida de tipos de interés para intentar paliar una inflación desbocada, el euribor ha ido escalando descontroladamente hasta sus niveles más altos desde 2008.
En julio del pasado año, el Banco Central Europeo, confirmó la primera subida de tipos de interés de 0´50% (estaban en el 0% desde 2016) para intentar controlar el IPC. Desde entonces, ha continuado subiéndolos hasta llegar al 3,50% actual, esperándose incluso que lleguen al 4% en las próximas reuniones.
Este fortísimo cambio de tendencia ha provocado que el principal indicador bancario, el euribor, acumule 14 meses consecutivos al alza, pasando en solo 1 año del -0,335% que cerró en febrero de 2022 al 3´534% del mismo mes de este año.
Todo esto se ha traducido en un enorme incremento en las cuotas hipotecarias ligadas a dicho índice, aumentándolas entre 300 y 400 euros mensuales para cantidades de 150.000 hasta 200.000 euros. Estos incrementos, unidos a la situación económica actual, ha provocado que el porcentaje de los que anticipan dificultades para hacer frente al pago no haya parado de escalar desde enero y que las entidades cada vez reciban más peticiones para extender los plazos de sus hipotecas.
Aunque a priori podríamos entrar en pánico, si comparamos la situación actual con la burbuja inmobiliaria de 2008, en principio podemos descartar que se repita esa crisis, ya que actualmente las entidades bancarias están mucho más supervisadas en su solvencia por la autoridad europea. Además, aunque parece poco probable que esto ocurra, en caso de que un cliente no pueda asumir las fuertes subidas que estamos viviendo, los bancos ahora emplean herramientas para evitarlo, como el aumento de plazo (conocido como carencia), la renegociación de la hipoteca o el cambio de tipo variable a tipo fijo (el más usado en los últimos meses).
Otra de las razones, es la modalidad al que se firmaban en 2008, y es que más del 97% eran a tipo variable, mientras actualmente la mayoría son mixtas o a tipo fijo y solo entre el 24% y el 34% van referenciadas al euribor.
Además, aunque el número de firmas ha aumentado, en ningún caso nos acercamos a los niveles anteriores, ya que en 2022 se firmaron 463.614, mientras en 2005, llegaron a 1´2 millones; en 2006, 1´3 millones y en 2007, 1´2M. Si a esto le añadimos que las 463.614 del pasado año incluyen todos los cambios realizados entre entidades para pasarlas de variables a fijas, el número de hipotecas nuevas es mucho menor.
Por último -y quizás lo más importante- es el importe que podíamos conseguir antes. Mientras en 2008 los bancos te facilitaban el 100% o incluso más del precio de compra o tasación, ahora el importe máximo a recibir es del 80%, por lo que para poder acceder a una vivienda tienes que aportar una entrada considerable, cuando antes al recibir el total a hipotecar accedían a ella personas con baja solvencia.
En resumen, aunque no debemos dejar de ver la evolución del euribor (los analistas anticipan que en 2023 superará el 4%), no debemos comparar la situación actual con la que vivimos en 2008. En principio, parece que hemos aprendido algo de los errores.
Pilar Bardají Pavón (Bardají&Asociados)