El escenario se complica cada día más, y aunque nos intentan mandar mensajes tranquilizadores diciéndonos que hoy todas las entidades están más supervisadas y no hay riesgo real de que se repita lo ocurrido en 2008, lo cierto es que, pese a estos controles y el teórico saneamiento de estos últimos años, los paralelismos entre ambas crisis son más que evidentes. Los principales bancos centrales han tenido que coordinar medidas encaminadas a drenar de liquidez unos mercados que se tambalean, y en algunos casos han tenido que recurrir a soluciones de urgencia para evitar el colapso financiero.
Son numerosas las entidades con serios problemas: Credit Suisse tuvo que ser vendida a UBS a precio de saldo, los seguros de impago (CDS) de Deutsche Bank se dispararon el pasado jueves y desataron un “terremoto” bancario en las bolsas cuyo epicentro se focalizó en Alemania y el pasado lunes Lagarde aseguró que el BCE “está listo para responder como sea necesario para preservar tanto la estabilidad de precios como la financiera en todo el área euro” … palabras prácticamente idénticas a las que 11 años antes pronunció Draghi cuando dijo aquello de: “haré lo que haya que hacer, y créanme, será suficiente”.
Desde la crisis de 2008, estamos metidos en un bucle del que no hemos sido capaces de salir. La única solución que aportan los políticos es emitir deuda, incrementando exponencialmente el déficit hasta niveles insoportables, renunciando a reformas estructurales que desde hace años quedan siempre pendientes.
En el parqué madrileño, se vivieron dos tendencias bien diferenciadas: en las sesiones de lunes y martes, la compra de Credit Suisse por UBS atrajo el dinero de unos inversores ávidos de buenas noticias, revalorizándose en esas dos jornadas el Ibex casi un 4%, superando incluso la barrera de los 9.000 puntos.
Esta bonanza se quebró el miércoles y el papel acabó por imponerse abruptamente el viernes, arrojando todo ello un saldo semanal ligeramente alcista. Así, el selectivo arrancará el lunes desde los 8.766 puntos y habrá que estar muy atentos al comportamiento del sector bancario.
Recuperación de precios tanto del bitcoin como del petróleo. La principal criptodivisa, que hace solo dos semanas cotizaba por debajo de los 20.000 dólares, se quedó el viernes en puertas de los 28.000 $. Por su parte, el crudo cayó hasta mínimos de finales de 2021 y cotiza muy lejos de como lo hacía hace solo diez meses.
Fuerte retroceso del bono español, siguiendo la estela del resto de bonos foráneos, reduciéndose la rentabilidad hasta el 3,18%.
Hemos vivido una de las semanas más intensas de los últimos meses, sin que las muchísimas llamadas a la calma hayan conseguido su propósito. Vuelve a complicarse el corto plazo.