Sin duda, la noticia de la semana fue el ataque de la organización terrorista Hamás contra territorio israelí, ataque que causó miles de víctimas y elevó a máximos la tensión en una de las zonas más conflictivas del mundo, implicándose en la contienda numerosos países. Aunque, inicialmente cabría temerse unas consecuencias mucho más negativas, lo cierto es que, desde un punto de vista estrictamente bursátil, lo principales índices lograron -al menos estos primeros días de crisis- sortear los números rojos y cerrar todos ellos con ganancias, ganancias que si bien no fueron cuantiosas (a excepción del Nikkei japonés, que se revalorizó más de un 4%), sí hay que concederles mucho mérito, por el contexto tan extremadamente difícil en el que lo lograron.
El Ibex arrancará el lunes desde los 9.232´9 enteros, tras haberse dejado en estas últimas cinco jornadas un 0´03%. Dos valores de mediana capitalización –Iberdrola y Acciona Energía- lideraron los avances del selectivo, apreciándose el primero un 4´14% y el segundo un 5´28%. Como era de temer, el papel se cebó con las compañías cíclicas y turísticas, recibiendo el castigo más severo IAG, que cayó un 7´6%, penalizada la aerolínea española por el estallido del conflicto en Oriente Medio.
Ajuste “a la baja” de la rentabilidad de nuestro bono a 10 años, que cayó del 4´01% del viernes anterior al 3´87% de este último, caída muy similar a la que registraron tanto su homólogo alemán como el estadounidense. Subidas en los mercados de crudo, yéndose el barril de brent hasta los 89 dólares (+5´8%), todo ello dentro de un movimiento tremendamente especulativo. Donde apenas hubo cambios fue en los de divisas, marcando fixing oficial el euro con el dólar en las 1´05 unidades. Paso atrás del bitcoin en los de cripto, tratando la moneda virtual de romper -con escaso éxito- la resistencia de los 30.000 dólares, de la que parece alejarse una vez más.
Muchas noticias macro las que han llegado al parqué. Posiblemente, la más relevante de todas ellas sea la publicación de las actas del BCE, que reflejan una “sólida mayoría” a favor de prolongar hasta inicios del próximo curso su política monetaria restrictiva. También se conoció esta semana el IPC definitivo de septiembre, que confirmó que los precios en España subieron el pasado mes un 3´5% en tasa interanual, manteniéndose la inflación subyacente en el 5´8%. El aumento se debe, principalmente, al incremento de los precios de la electricidad y de los carburantes.
Para el grueso de las agencias de rating e institutos económicos, España es uno de los países de la OCDE con mejores perspectivas de crecimiento a corto y medio plazo y vaticinan para este 2023 un aumento del PIB superior al 2´5%. Se cumplirán.