Una de las incógnitas más importantes del año ya tiene respuesta: Donald Trump ganó el pasado martes las elecciones americanas, haciéndolo además con bastante holgura, obteniendo el partido republicano mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes, además de controlar el Tribunal Supremo, algo que no es baladí. En las próximas semanas deberá ir poniendo sobre la mesa las medidas de rebaja de impuestos, subida de aranceles, así como también las controvertidas políticas de exterior y de inmigración.
Todas ellas son medidas muy proteccionistas en las que prima “doméstico” sobre lo foráneo: la bajada de impuestos debería llevar a más consumo y -por tanto- a mayor crecimiento; el aumento de aranceles afectará a muchos países -principalmente a China y Europa-, incrementando de nuevo la inflación lo que podría hacer a la FED replantearse su actual política monetaria de bajadas de tipos (el jueves los bajó 25 p.b. hasta el 4,75%)
Esta victoria -y las posibles consecuencias de las medidas que lleve a cabo- se tradujo en un fortísimo avance de los índices americanos, especialmente del Nasdaq, ya que el recorte de impuestos y la flexibilización regulatoria favorecerá a las empresas americanas tanto del sector financiero, como cíclicas y petroleras.
En cambio, no fue bien recibida en Europa donde la mayoría de bolsas cayeron en la jornada post electoral al sentirse amenazados con la política arancelaria de Trump, siendo los sectores exportadores los más perjudicados y de manera muy particular el automovilístico.
El Ibex -junto al MIB italiano- fue la plaza con peor comportamiento (-2,46%), lastrado por las energéticas y en menor medida por los bancos, aunque las pérdidas más cuantiosas las sufrió la farmacéutica Rovi, que se dejó en la semana un 19,15%.
Máximos históricos de los principales índices estadounidenses, con mención especial para el tecnológico Nasdaq que se revalorizó más de un 5%. Otros grandes “ganadores” fueron el dólar y el bitcoin. El billete verde se apreció con el euro, mientras la criptomoneda se disparó hasta superar los 75.000 dólares, acumulando una revalorización anual superior al 70%.
En los mercados de renta fija mucha más estabilidad manteniéndose el bono español invariable en el entorno del 3,1%. Tampoco hubo mayores variaciones en los de crudo, repuntando el barril de brent para cerrar finalmente en los 73,6 dólares.
Si finalmente Donad Trump lleva a cabo todas las medidas que ha anunciado (y tiene mayoría suficiente para poder hacerlo) la economía americana debería crecer en los próximos años, beneficiada por unas medidas proteccionistas que tendrán a China y Europa como los dos grandes perdedores de las políticas “trumpistas”. El crecimiento de la deuda -ya en niveles estratosféricos- ha pasado a un segundo plano… pero es, sin duda, el más alarmante de todos.