La falta de acuerdo presupuestario en el Congreso estadounidense entre republicanos y demócratas, provocó el pasado miércoles el cierre de la Administración de EE.UU. Entre las consecuencias más inmediatas de este “shutdown” destacan la situación de incertidumbre laboral para miles de funcionarios y la interrupción de la publicación de datos macroeconómicos clave. Este vacío de información no solo perjudicará a los inversores en su toma de decisiones, sino que fundamentalmente afectará a la Reserva Federal, que no podrá contar con referencias tan cruciales como el dato de empleo para ajustar su política monetaria en la próxima reunión de finales de octubre.
A pesar de esta situación de inestabilidad, los principales índices bursátiles no se han visto perjudicados y han finalizado la semana con subidas generalizadas.
El Ibex se revalorizó un 1,5% y acabó en los 15.585 puntos, alcanzando niveles no vistos desde diciembre de 2007. Solaria protagonizó las ganancias del parqué, disparándose sus títulos un 27,4%, impulsados por los históricos resultados con los que cerró el primer semestre, la aprobación de un megaproyecto fotovoltaico y la mejora de recomendación de BofA. La otra cara de la moneda la ofreció Repsol, la compañía cedió un 3,8%, penalizada por la significativa caída del petróleo, como consecuencia de los posibles aumentos de producción de la OPEP+ y los planes de paz en Gaza.
En el resto de plazas se impuso el tono positivo, destacando en Europa el 2,7% que se revalorizó el Dax alemán y en Asia el 3,8% que lo hizo el Hang Seng chino. Al otro lado del Atlántico, Wall Street volvió a zona de máximos, pasando por alto la tensión política que atraviesa el país.
El mercado de renta fija registró un repliegue generalizado en sus rentabilidades, terminando la del español en el 3,23%, la del alemán en el 2,70% y la del estadounidense en el 4,11%. La debilidad del dólar -que marcó fixing con el euro en las 1,174 unidades- impulsó la cotización del oro, que llegó a superar los 3.900 dólares/onza. Por su parte, el bitcoin retomó la senda alcista y se situó en el entorno de los 122.000 dólares.
Aunque históricamente los “shutdowns” de corta duración han tenido un impacto mínimo y temporal en los mercados, las consecuencias de una paralización prolongada serían más graves. La pérdida de confianza, la interrupción de miles de trámites y la parálisis de la política monetaria de la Fed, son costes intangibles, pero determinantes. Si la crisis presupuestaria se alarga, su repercusión económica podría impactar negativamente en el PIB estadounidense, convirtiendo un problema político en una amenaza para el crecimiento de la economía más grande del mundo. Esperemos que no se complique tanto.