No habíamos aprendido a decir la palabra Bitcoin… y ahora tendremos que empezar a familiarizarnos con un nuevo vocablo los “token”, fichas digitales para operar online.
Este mes el Gobierno ruso aprobará una venta digital en “token” respaldada por diamantes siberianos de bosques, gas, oro y otras materias primas.
Nos lo presentan como un medio seguro de acceder, a un precio asequible, a estas materias primas y no faltan ya quienes las presentan como un método revolucionario de inversión que abre todo un mundo de opciones.
La empresa que emite los “token” (con sede en Singapur) dice que sus reservas de diamantes serán auditadas mensualmente y custodiadas por un grupo israelí, lo que en teoría avala y da seguridad a las mismas.
Desde que Ruiz-Mateos respaldó con unas barricas de brandy una emisión millonaria de bonos la refinanciación de la multimillonaria deuda de Rumasa, no se había visto cosa igual.
Posiblemente, los primeros inversores en “token” ganarán dinero, incluso mucho dinero, pero es seguro que con el tiempo serán infinitamente más los que pierdan todo lo invertido en este nuevo “engendro”.
Pero lo verdaderamente increíble es que nadie ponga coto a un despropósito tan mayúsculo como este. No aprenderemos nunca la lección.