El año empezó como terminó: con mucha volatilidad. La decisión del Banco Central Chino de rebajar 50 puntos básicos el coeficiente de reservas exigido a sus bancos (medida que abaratará el crédito e inyectará más de 100.000 millones en su economía) permitió a los principales índices mundiales una primera sesión de 2020 claramente alcista, tendencia neutralizada solo 24 horas después, cuando un ataque estadounidense en Bagdad contra el todopoderoso general iraní Soleimani, disparó todas las alarmas en Oriente Próximo.
Al final, el saldo semanal deparó un recorte de 6 décimas, saldo que si nos ceñimos solo a las dos jornadas hábiles de 2020 es ligeramente positivo (+1´02%). Avances generalizados en el sector financiero, que arrancó el ejercicio con fuerza y así CaixaBank y Bankia se revalorizaron respectivamente un 1´91% y 2´77%. La otra cara de la moneda la ofrecieron las eléctricas, con recortes severos que llegaron a superar incluso el 3% en el caso de Red Electrica y Endesa, ante la nueva regulación prevista por el futuro Gobierno.
El bono, que el viernes anterior había cerrado en el 0´40%, lo hizo este en el 0´38%… aunque el jueves se disparó hasta el 0´50%. La prima de riesgo tampoco registró cambios sustanciales y terminó la semana en los 66 “pipos”. Menos diferencias aún en los mercados de divisas, repitiendo fixing euro/dólar en las 1´11 unidades.
El dato económico más relevante que ha llegado al parqué ha sido el de empleo: el número de afiliados en 2019 alcanzó su máximo histórico con 19´4 millones de cotizantes, (384.000 más que en diciembre de 2018, pero su menor incremento desde 2013), si bien el paro registrado apenas se redujo en los últimos 12 meses en 38.000 trabajadores. Estas cifras apuntan una clara desaceleración que, según la mayoría de los expertos, podría hacerse aún más acusada en los próximos meses.
Frenar esta tendencia tendrá que ser gestionada por el Gobierno que con toda probabilidad se formará esta próxima semana, una vez supere la investidura Pedro Sánchez.
Ya se ha anunciado que una de las primeras medidas que adoptará el nuevo Gobierno será derogar la reforma laboral. También es previsible que se apruebe el aumento del salario mínimo interprofesional y se cree un parque de alquiler público de vivienda a precio asequible. Para financiar esto, el Gobierno tendrá que acometer en paralelo una reforma fiscal con subidas tanto en IRPF como en Sociedades. En este último impuesto tratarán de establecer una tributación mínima del 15% a las grandes corporaciones y del 18% para bancos y empresas de hidrocarburos.
Habrá que estar muy atentos a la concreción de todas estas medidas y confiar que el previsible incremento del gasto no genere el aumento de una deuda pública que se encuentra ya en su nivel histórico más alto. La cuadratura del círculo.