Posiblemente a muchos de nuestros lectores les suceda lo mismo que a nosotros: que tengan “sensaciones” bastante más negativas que las que podrían desprenderse del saldo semanal de los principales índices bursátiles.
En plena travesía de la mayor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial y con una crispación política creciente, no deja de ser esperanzador, que las plazas con más peso (salvo el Hang Seng que se desplomó un 4%) hayan cerrado estas últimas cinco jornadas con subidas importantes. Y decimos esperanzador, porque estas mejoras se han producido a raíz de conocerse progresos para la obtención de una vacuna contra el coronavirus, vacuna que según los más optimistas podría comercializarse a finales de este mismo año, y si el solo anuncio ha provocado una reacción tan positiva, habría que suponer que si siguen superando fases los dos o tres fármacos cuya investigación va más avanzada, la renta variable debería -en paralelo- recuperar buena parte del mucho terreno cedido desde mediados de febrero (más del 30%).
El Ibex se revalorizó un 3´44%, alineado con la tendencia alcista que registraron las bolsas europeas, donde los avances se movieron entre el 2´7% que ganó el Mib de Milán y el 6% del Dax de Frankfurt. A la entrada de dinero en el parqué contribuyeron también el acuerdo entre Merkel y Macron para crear un fondo de 500.000 millones que ayude a paliar los efectos de la pandemia, así como la publicación de algunos datos macro que mejoraron sus perspectivas, datos como la confianza del consumidor europeo o el PMI de la eurozona.
Las compras se focalizaron en dos de los valores más castigados en esta crisis, IAG y Amadeus. La central de reservas y la compañía aérea celebraron con alzas del 12% y 24%, las noticias sobre el sector, apuntando que en julio podría reactivarse, al menos parcialmente, el turismo internacional y mitigar así unas pérdidas que en todo caso serán muy cuantiosas para las empresas ligadas a ocio y turismo.
El levantamiento de la suspensión de las ventas a corto (decisión incomprensible en las circunstancias actuales) hizo estragos en valores como Sabadell y Bankia (-7´53% y -8´42%).
El Tesoro -con el apoyo del BCE- adjudicó casi 7.000 millones en bonos a 3, 5, 10 y 50 años, colocando a tipos de interés negativos el plazo más corto.
Hace un mes -con el selectivo tratando de salvar los 6.000 puntos- dijimos en esta misma crónica que deberíamos haber visto ya los mínimos bursátiles del año. Lo seguimos pensando. Una cosa es la economía real (que tiene un corto y medio plazo, desolador) y otra la economía financiera. Ésta, a los niveles actuales, tiene mucho que ganar. Mucho.