Cuando parecía que estábamos próximos a vencer al “coronavirus”, especulándose incluso con la posible comercialización en octubre de una vacuna eficaz, nuevos rebrotes en distintos puntos del país, unidos a la advertencia de la OMS rebajando la euforia sobre la contención de la pandemia, volvieron a sembrar dudas en el parqué, dudas incrementadas por un aluvión de referencias económicas -todas ellas muy negativas- que adelantan un corto y medio plazo aterrador. En este sentido el FMI, que en abril previó una caída del PIB en España del 8%, corrigió el miércoles su pronóstico vaticinando que el desplome se acercará al 13%, desplome que disparará el desempleo a niveles estratosféricos, una vez finalice el 30 de septiembre la prórroga de los ERTEs aprobada por el Gobierno el pasado viernes. En esta misma dirección, el Banco de España apunta que nuestra economía registrará en el segundo trimestre de este año el mayor hundimiento de su historia, cayendo la riqueza nacional un 20%. No invita tampoco al optimismo la amenaza estadounidense de nuevos aranceles a varios países de la UE, España entre ellos, por las ayudas a Airbus.
Costear el inmenso gasto público devenido de esta crisis necesitará el apoyo europeo y para que éste se materialice de la forma más ventajosa de cara a nuestros intereses, será clave que el próximo 9 de julio la ministra de economía Nadia Calviño sea nombrada Presidenta del Eurogrupo, puesto clave en la gestión de fondos con los que hacer frente a la reconstrucción económica de todos los países, cuando se tenga un balance exacto de los costes dantescos que, en todos los sentidos, va a dejar esta crisis.
De obstáculo en obstáculo -tropezando en alguno de ellos- el Ibex se dejó esta semana un 3´18%, cayendo el selectivo hasta los 7.178 enteros. Los valores más penalizados por los inversores fueron los relacionados con el sector turístico (especialmente sensible a los nuevos brotes surgidos) y una cadena hotelera y una compañía aérea fueron las cotizadas más castigadas: Melia perdió un 12´93% e IAG un 18´08%. La cara de la moneda la ofreció Siemens Gamesa, que se revalorizó un 8´83% tras mejorar JP Morgan su valoración un 44%… aunque solo 24 horas después Moody´s amenazaba con bajar su rating a niveles de “bono basura”.
El apoyo institucional permitió al bono español seguir reduciendo su rentabilidad cerrando el viernes en el 0´45%, manteniéndose la prima de riesgo por debajo de los 100 puntos básicos. Ligera mejora del euro en su cambio con el dólar cruzándose ambas monedas entorno a las 1´12 unidades, mientras el barril de Brent terminó la semana en los 40 dólares.
Todo está complicado. Muy complicado.