Semana de corrección en los mercados de renta variable y renta fija. A pesar de las diferentes declaraciones tanto del presidente de la FED (Jerome Powell) como las de la presidenta del BCE (Christine Lagarde), intentando tranquilizar a los inversores, lo cierto es que esta semana las cotizaciones de los principales bonos soberanos han visto elevar su rendimiento considerablemente, o lo que es lo mismo, los inversores exigen más rentabilidad a los países por dejarle su dinero y esto es así por el temor a un repunte de la inflación en el medio plazo. No les falta razón.
El dinero huyó de sectores de crecimiento que han resistido muy bien a este periodo de pandemia, como han sido el tecnológico o el de utilities hacia otros sectores más cíclicos y castigados como el financiero o el energético.
Así, nuestro selectivo, donde el peso de estos últimos es elevado, no solo logró esquivar los números rojos, sino que consiguió anotarse una subida del 0´90%. El resto de bolsas registraron pérdidas que fueron desde el 2´12% de Londres hasta el 3´91% del Nasdaq (hay que recordar que este índice en los últimos doce meses se ha revalorizado cerca de un 100%)
Las mejores perspectivas de cara a la próxima temporada turística dispararon la cotización de las empresas ligadas al sector y así, Aena, Meliá e IAG se revalorizaron un 7´72, 8,44 y 16´72% respectivamente. La otra cara de la moneda la ofreció Solaria, que se dejó un 9´88% tras conocerse que la empresa de renovables había solicitado 1.625 millones de fondos europeos para acometer distintos proyectos.
La fuerte volatilidad a la que hacíamos referencia en los mercados de deuda concluyó el viernes con la rentabilidad del bono español en el 0´44% y con la prima de riesgo en los 68 puntos básicos. Por su parte el euro mantuvo estable su cambio con el dólar por encima de las 1´19 unidades.
Abengoa ha protagonizado esta semana la segunda mayor suspensión de pagos en España con una deuda próxima a los 6.000 millones. Mientras los accionistas minoritarios piden la intervención del Gobierno para salvar a la empresa, los mayores acreedores -con Santander a la cabeza- forzaron el concurso para impedir que los socios minoritarios llegaran a copar el poder. El banco cántabro retiró el “waiver”, posición que siguieron el resto de acreedores. 14.000 empleos dependen ahora de los que aprueben los accionistas en la Junta del próximo día 4 de marzo. Posiblemente sea ya demasiado tarde.