Ha sido un año difícil. El Covid ha seguido haciendo estragos y, tanto desde un punto de vista estrictamente sanitario, como en sus muchas connotaciones económicas, 2021 ha sido un ejercicio verdaderamente complicado. Cierto es que la aparición de las vacunas a finales de 2020 ha minimizado de forma notable las devastadoras consecuencias iniciales del virus, pero más cierto aún es que las últimas variantes del virus -y en particular Delta y Ómicron- han vuelto a hacer saltar todas las alarmas.

Con todo, en los últimos doce meses los mercados de renta variable han conseguido cerrar al alza, logrando -incluso- algunas plazas recuperar sus máximos históricos tras anotarse ganancias por encima del 20%. De mucha menor enjundia fueron las subidas que consiguió aquí el Ibex. El selectivo cerró el año con avances del 7´93%, mermando a nuestro principal indicador dos variables muy negativas: la primera de ellas, el PIB español, que se ha situado a la cola del crecimiento en Europa y solo ha conseguido recuperar la mitad de lo que perdió el año anterior. La segunda la inflación, que, lastrada por los precios energéticos, se “desbocó” en la recta final del año, terminando en diciembre por encima del 6%, una cifra astronómica que compromete todas las previsiones y que, de no corregirse a corto plazo, acabará por dañar seriamente todo el cuadro macro español este 2022.

Revalorizaciones superiores al 60% de Fluidra y Rovi. Entre los blue chips, mención especial para Repsol y BBVA, que subieron respectivamente un 26´5% y 30´11%. Dos empresas del sector farmacéutico -PharmaMar y Grifols- se encontraron entre los valores más penalizados del parqué, depreciándose sus títulos un 19´7% y 29´33%, respectivamente. Entre los grandes, Iberdrola con una caída superior al 11% fue la cotizada más penalizada.

Si aquí el dinero fue reticente a entrar, a otros mercados europeos llegó con fluidez, con mención especial para el S&P estadounidense, que se anotó un avance próximo al 30%. Solo el Hang Seng -entre las grandes plazas mundiales- cerró en rojo, dejándose el índice chino más de un 15%.

Fuerte repunte del bono, adelantando un 2022 de subidas generalizadas en la renta fija; caída del euro con el dólar; mejora de más del 50% del petróleo y ejercicio muy positivo para el bitcoin, que se apreció un 60%, aunque cerró lejos de sus máximos históricos.

Imposible realizar cualquier pronóstico con la inflación en los niveles actuales. Frenar la escalada de precios es, sin duda, el gran objetivo de un Gobierno que logró “in extremis” aprobar una reforma laboral que ha conseguido el meritorio apoyo de patronal y sindicatos y que, en 2022, también tendrá entre sus tareas gestionar los fondos que llegarán de Europa y que deberían servir para relanzar nuestra economía. Hay tarea por hacer.