Los peores temores se han cumplido y el ejército ruso avanzó hasta alcanzar el viernes la capital ucraniana, sin encontrar prácticamente oposición por parte de unos ciudadanos que está huyendo masivamente del país, ante la aplastante superioridad militar de las tropas soviéticas. La comunidad internacional dejó a su suerte al pueblo ucraniano optando por no mandar tropas a la antigua República Soviética, so pretexto de no pertenecer a la OTAN, limitándose a prestar apoyo logístico al Gobierno de Zelenski.
La situación -como no podía ser de otra manera- hizo tambalearse a todos los mercados financieros, aunque al final las pérdidas se redujeron sensiblemente y al menos, de momento, los inversores parecen haber conseguido dominar sus nervios.
En todo caso, recortes importantes los que registraron las principales bolsas mundiales, superando las caídas el 6% en China (el Hang Seng se dejó un 6´41%) y el 30% en Rusia. Capearon el temporal -con mucha más suerte- las plazas estadounidenses, que venían ya hace semanas descontando el ataque ruso y consiguieron cerrar planas.
Aquí el Ibex, muy vulnerable a una coyuntura tan compleja como la que se atisba, se dejó un 1´2%, lastrado el selectivo por el pésimo comportamiento del sector financiero, al interpretar todos en el parqué que el nuevo orden obligará a los principales Bancos Centrales a mantener, a corto y medio plazo, las políticas monetarias laxas que habían anunciado y que preveían retirar estos estímulos en el primer semestre. Si los bancos fueron los más penalizados por la invasión rusa, las empresas relacionadas con las energías renovables fueron las más beneficiadas por la escalada de tensión en el Báltico y así Siemens Gamesa y Solaria se revalorizaron respectivamente un 11´30 y un 11´82%.
El dinero buscó refugio en sus activos preferidos: renta fija, dólar y oro, aunque todos ellos vivieron momentos más tensos que volátiles y acabaron por registrar diferencias semanales escasamente significativas.
Materias primas como el trigo, el petróleo o el gas natural sí se vieron muy afectadas por el conflicto y dispararon sus precios hasta su nivel más alto de los últimos meses. La cotización del barril brent llegó incluso el jueves a superar los 100 dólares, precio que no alcanzaba desde 2014.
Tendencia similar la que registró el bitcoin. La criptodivisa se dejó un 1´9% y pierde más de un 40% desde sus máximos de octubre.
Habrá que confiar que las vías diplomáticas (hoy prácticamente rotas) y las sanciones económicas (hasta ahora nada eficientes), consigan frenar la asfixiante tensión que nos tiene a todos con el corazón en un puño. Si fracasan ambas -y no hay que descartarlo- podemos estar en puertas de un conflicto extremadamente grave. El más grave desde la Segunda Guerra Mundial. Ahí es nada.