Terminábamos el año pasado con una entrada en nuestro blog resumiendo las últimas reuniones de los principales bancos centrales. Este año, hacemos un repaso de las previsiones que hicieron de cara a 2022 y la realidad (que en la mayoría de los casos ha sido totalmente diferente).
La Fed cerraba 2021 ofreciendo una imagen optimista sobre la economía norteamericana, con el IPC en el 6´2% (máximos de 30 años) y los tipos de interés en el 0´25% (apoyando realizar el primer aumento en junio de 2022 y cinco más en 2023 y 2024 hasta el 1´625%, lo que a priori nos parecía una fuerte subida), … pues bien, en su reunión del pasado 14 de diciembre, la entidad liderada por Jerome Powell, se ha visto obligada a realizar la mayor subida de tipos de los últimos años hasta dejarlos en un rango del 4´25% y 4´50%, niveles que no veíamos desde 2007, dejando incluso la puerta abierta a llegar al 5% el próximo año. Esta subida ha estado provocada por la elevadísima tasa de inflación estadounidense que, aunque acabó diciembre en el 7´1%, en junio alcanzó máximos desde 1982 en el 9´1%.
El panorama no ha sido muy diferente en Europa y tanto el Banco de Inglaterra como el BCE han seguido también políticas monetarias muy agresivas este 2022. En Europa, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde elevó la compra de activos y veía improbable un alza de tipos este ejercicio, manteniéndolos a priori en el 0%, con una inflación del 5%. Nada más lejos de la realidad. Finalmente, la entidad, aumentó el precio del dinero hasta el 2´5% y anunció en su reunión del pasado 15 de diciembre que continuará incrementándolos hasta que el IPC (ahora disparado en el 10´1%) baje al 2%, que es su principal objetivo para la estabilidad de precios. El organismo prevé que la economía se contraiga este último trimestre y el primero de 2023, aunque anticipan que está recesión será “corta y suave” y difícilmente aplacará la inflación.
Por su parte, el Banco de Inglaterra, hace 12 meses fue el primero en subir los tipos un 0´15%, cerrando el año en el 0´25%, para intentar reducir la inflación (estaba en el 5´1%, su cota más alta desde 2011) y fortalecer a la libra, ya que su economía estaba muy penalizada por los efectos del Brexit. En 2022, la entidad presidida por Andrew Bailey ha continuado con esta política agresiva y aunque ha llevado los tipos hasta el 3´5%, no ha conseguido contener un IPC completamente desbocado en el 10´7%, por lo que mantienen su advertencia de nuevas subidas adicionales a pesar de los riesgos de recesión de la economía británica.
En Asia, el Banco de Japón, continúa con su política de tipos negativos (están en el -0´1% desde 2016), aun habiéndose disparado el IPC desde el 0´8% hasta el 3´8% -su nivel más alto en 40 años-. Sin embargo, aunque no haya movido el precio del dinero, sí ha realizado un movimiento inesperado en los mercados, anunciando una flexibilización en el tope de la rentabilidad del bono a diez años desde el 0´25% actual hasta el 0´5%, lo que afectará a la curva de tipos. Esto parece el primer paso para una posible subida del precio del dinero.
Esperemos que en 2023 las principales entidades financieras consigan aplacar una inflación descontrolada en la mayoría de continentes, y poder así rebajar la agresividad de sus políticas monetarias para ayudar a unas economías que cada vez más castigadas y a unos inversores literalmente asfixiados.
Pilar Bardají Pavón (Bardají&Asociados)