Viva nuestra constitución española, desde Portugal, en el corazón de Europa:
Fiesta de la libertad
La alegría de un día familiar, vivido en un país democrático y libre, con una constitución que podrá ser perfeccionada, pero que al día de hoy nos parece agraciada y graciosa. Ojalá vaya acompañada de una libertad que también incluya liberación para todos los que sufren por razones laborales, raciales, de extranjería, de refugio… Viva la constitución y los derechos fundamentales que nos ayudar a vivir y gozar en paz los unos de los otros. Que nuestra Europa se renueve en sus raíces humanistas y sociales, que la persona sea su centro y su culmen la defensa de su dignidad más allá de fronteras y divisiones.
Fronteras democráticas, de ecumenismo de lo humano y lo plural
Hoy hemos compartido mesa en nuestro vecino Portugal, en Campomaior, pueblo de frontera con Badajoz. Hemos degustado su sencillez y proximidad, su pueblo y su tarde soleada y otoñal, su castillo y sus calles empedradas, nos hemos sentido vecinos y hermanos, unidos y complementarios, enriquecidos y pacificados. No tiene precio esta comunión de libertad y democracia, de fronteras que unen, que quitan miedos y dan confianza, que no dividen sino que acercan. Fronteras de lo humano y de lo libre… estas son las únicas que deberían existir y estar universalizadas.
Oramos para que se acaban las fronteras que no son del espíritu de lo humano,las que rompen, violentan, separan, dividen y destruyen. Otras fronteras son posibles, porque el corazón de lo humano sanado hace que otro mundo sea posible. Ya está claro para nosotros que lo que divide no es la diferencia que nos autentifica y enriquece, sino el pecado que nos aleja y nos afrenta.
No nos separan las diferencias, nos divide el pecado de lo inhumano y lo injusto
Nuestro deseo no es la uniformidad, sino la igualdad en dignidad ,desde lo plural que nos aviva y nos anima a ser auténticos y originales. Queremos estar unidos y dignificados, que la persona sea el centro y no el objeto, que lo humano sea la norma y no el descarte y la exclusión. Hoy hemos vivido y gozado lo que queremos para todo el mundo y para todos los seres humanos.
Democracia, libertad y dignidad para nuestros hijos y nietos.
Y esto es lo que le deseamos a Paula -mi sobrina nieta- que hoy era nuestro centro de atención, que se reía a carcajadas llamando la atención a los comensales lusos y españoles, mientras yo tarareaba aquello de que “las muchachas de Olivenza-frontera- no son como las demás, olé. Porque son hijas de España y nietas de portugal,tienen la dulce belleza de la mujer lusitana y la gracia y el salero de las mujeres de España”. Ojalá esta armonía que hemos gozado con nuestra niña en el día de hoy se haga universal y ella,,junto a todos los que hoy son los niños del mundo, siempre viva en la paz auténtica y ecuménica de un mundo distinto pero no dividido ni enfrentado. Cuidemos la libertad y la ciudadanía que hemos logrado y recibido, para transmitirla de corazón y sentimiento a las nuevas generaciones.