Navidad:
Cuando Dios fue besado por lo humano y se sintió querido. Navidad, cada año, me revuelve por dentro y se me hace real y evidente en detalles que me sobrepasan y me enternecen de un modo tan entrañable que me hacen desear ser más bueno de verdad, renovarme en los sentimientos mejores, al sentirme tan querido y tan acariciado.
Caricia de amor puro: “cuando Dios besa a Dios”.
Jueves a las siete de la tarde. Celebración de la Navidad, desde Cáritas, en la parroquia de Guadalupe de Badajoz, acuden el equipo directivo, los trabajadores de Cáritas, algunos voluntarios de las parroquias pacenses, sacerdotes y un buen grupo de acogidos, los residentes del centro hermano. Se forma una verdadera comunidad. Escuchamos la palabra de Dios de un modo creativo y participativo, van entrando los símbolos fundamentales de la navidad: el pan, el vino, las flores… una pancarta que se hace grito profético y eco del Papa Francisco: “Nos han robado la esperanza”… y el niño-Dios viene a esperanzarnos y recuperarnos. Así llegamos al momento central, al gloria de lo humano y lo divino, y un joven acogido en su herida y fracaso, como uno más de la comunidad, se adentra procesionalmente con la imagen del niño desnudo en sus manos. En su rostro muestra huellas de dolor y , al mismo tiempo serenidad esperanzada, sus ojos brillan. Lo porta con una ternura extraordinaria entre sus manos, se acerca a la cuna para depositarlo y, al llegar, se detiene, lo mira fijamente, y le sale de dentro de sus entrañas un beso fuerte y sonoro, no programado, sentido y querido. Ahí, ahí mismo, en esa celebración era Dios quien besaba a Dios, en lo humano, en lo roto, pero sobre todo en lo esperanzado. Devolver la esperanza es el oficio de Dios, se hace carne en cada rostro que vuelve a desear besar desde lo profundo, a sentir cariño e ilusión de una nueva vida, de un nuevo nacimiento.
HAZTE SOCIO, BESO DIVINO
Cáritas quiere ser el rostro de Dios que devuelve la esperanza y estamos buscando socios que se unan a este oficio divino, únete a esta empresa y serás besado de Dios y tus besos serán divinos como los de este hermano joven al que le vuelven a brillar los ojos por la emoción y los sentimientos de una vida que se sueña ya, como nueva, en su propio corazón.