Los santos inocentes
Hoy 28 de Diciembre hemos vuelto a jugar con el gozo de la inocencia y de las inocentadas. A mí me han llegado de varios sitios, amigos, grupos, hasta de las hermanas contemplativas. La alegría de aquellos que aun sin saberlo son testigos vivos de Cristo Crucificado, y forman parte del cortejo del Cordero que da la vida por los otros. El recuerdo de la gloria de los mártires. Pero el papa Francisco, siempre atento a la palabra de la Vida, ha querido unir a los mártires de los primeros siglos, a los mártires actuales. Cada seis minutos muere una persona en el mundo por el hecho de ser cristianos. Nunca en la historia hubo tantos mártires cristianos y es la religión con más martirio actual en el mundo. Y a esta religión cristiana es a la que pertenecemos muchos de nosotros, ciudadanos del primer mundo y en libertad, que podemos proclamar y confesar nuestra fe con libertad, aunque a veces podamos sentir que falta consideración con el hecho religioso en nuestra sociedad laica y secular.
Un día de regalo y gracia
El día para mí ha sido agradable. De esos días tranquilos que te dedicas a ti mismo sin saberlo, un desayuno tranquilo con lectura de periódico, la búsqueda de la peluquería que la han cambiado de sitio y el dueño me ha enseñado el nuevo local que está preparando para inaugurar el próximo cinco de Enero, la cogida de cita en la otra peluquería para estar más presentable en la entrada de año, un momento compartido con un amigo para hablar de nuestras cosas y recibir un regalo de comida casera que me abastecerá más de un día, la llamada de unas amigas, Churri, de la universidad y , María Jesús, de lo rural que querían verme y con las que he compartido la mesa. Después visita para ellas en la parroquia y renovación bautismal de una de ellas que celebraba hoy el treinta aniversario de su bautismo, y esto en nuestro nuevo baptisterio pintado por el artista Gamero, paisano suyo. Después descanso y preparación para la celebrar en la parroquia la eucaristía en la fiesta de los santos inocentes. Hasta aquí un día lleno de paz y de inocencia, de serenidad y gozo. Pero al pensar en la celebración, quiero recoger del mismo día hechos y personas para poner en el altar con motivo de esta celebración, y pienso en los mártires de los que hoy he tenido noticia en nuestro propio pueblo, mártires indirectos. Y me salen tres estampas.
Estampas de mártires: inocentes culpables
En las personas que hoy acudían a cáritas, he estado con los responsables de acogida, ha llegado una madre que tiene a su hijo de quince años en el Marcelo Nessi, no puede salir, acaba penalización en Junio y ya teme su salida. Hablamos entre nosotros de su proceso, crónica de un fracaso anunciado. Dolor y desestructura desde su infancia más tierna, no tiene una identidad bien formada y le falta la capacidad básica de relación y de encuentro consigo mismo y con los demás. Los de fuera ven en él un peligro, maleante… pero no es otra cosa que un “inocente culpable”, con sus quinces años parece que no hay otro itinerario posible, nadie apuesta por él.
Otro joven, 22 años, su familia ya lo rechazado por miedo, vive en un pensión que le pagan unas religiosas, tiene un hijo, orden de alejamiento de su pareja… dice que es un desgraciado y que nadie lo quiere. Víctima de adicciones, deformado. Guapo y joven pero totalmente roto. Nació sin padre, con madre adicta a la droga que lo abandonó, vivió con abuelos, después con padrastros, con tíos, ya por dos veces internado en el Marcelo Nessi. Nueva crónica de un fracaso anunciado y previsto. Con piedras pesadas de dolor y mal en la mochila de la vida que nadie puede resistir. Yo no le tiraría la primera piedra, desde luego, porque no es otra cosa que “otro inocente culpable” que ahora causa víctimas.
Un señor mayor, de etnia gitana, viven en la pobreza casi absoluta, no han venido a pedir hasta ahora, Diego le dice que cómo no vinieron antes, la nochebuena no tuvieron lo más básico… Vive el matrimonio solo, pero ahora ha venido un hijo, con cuatro nietos, que viven en una chabola en Sevilla, no traían nada y no tenían nada que darles. Pienso en esos cuatro nietos, y pido a Dios, que no sean crónica de un fracaso anunciado, pero lo veo difícil. Y está claro que ya son inocentes y víctimas… no sé si llegarán a culpables, pero si llegan algún día a serlo, no habrá duda de que vienen de la inocencia cargada de sufrimiento y martirio de lo humano en su carne.
Ellos son carne y sangre de Cristo crucificado
En la Eucaristía ellos han sido nuestros santos inocentes de hoy. Dolores y sufrimiento en una infancia en medio de una sociedad educada y rica, martirio y desprecio en una vida sin razón alguna. Carne de cañón para pasar de víctimas a agresores, de inocentes a culpables. Por eso junto a la broma, la celebración nos pone en carne viva por el sufrimiento de los inocentes, y uno piensa en el módulo tercero de la Cárcel que cuando entras en él –según me cuentan los que lo visitan por voluntariados- parece un instituto por la cara de los adolescentes-jóvenes que lo habitan, muchos de ellos crónicas de fracasos anunciados casi desde su nacimiento. Y desde ahí, con voz tímida, hoy he dicho: “Tomad y comed porque esto es mi cuerpo… Bebed porque esta es mi sangre…”, pensando en estas personas dolidas y dolientes, agredidos y agresores, víctimas y victimarios, inocentes y culpables. Por ellos murió Cristo y a ellos les prometió: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.