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José Moreno Losada

De lo divino y lo humano

El deseo del Absoluto -somos lo que deseamos-

Somos puro deseo

En el último post mi conversación andaba por los límites de lo humano en el nombre de Jesús. Hoy no sé si me levanto metafísico o místico, pero deambulo en mi interior con la cuestión del absoluto y el deseo que mueve a cada hombre en la dirección del mismo, aunque lo haga de un modo inconsciente a través de las esperas que van marcando el surco de la esperanza. Y diréis que por qué a Pepe se le ocurren en esta mañana nublada de vísperas de reyes de esta cuestión tan trascendental, y es que tengo un rumoreo interior, que nunca cesa, pero que hoy tiene sus nombres y su contexto. A ver si soy capaz de explicar en román paladín cuestión tan infinita e inefable como presente en la estructura de lo humano.

Mi barriada y la cabalgata

Hoy todo es revolución, en la tarde será multitud, vivo junto a la estación de Renfe donde se esperan a los reyes magos como realización de los sueños de aquellos que esperan la gracia que viene de lo alto, de fuera, de lejos. Para tal acontecimiento se vallan todas las aceras, etc. los obrero se apresuran en la mañana para que todo esté bien dispuesto. En el camino, por la avenida, veo a cientos de hombres –casi todos varones y mayores- que aguardan el periódico gratuito que traerá noticias nuevas. Todos esperan, esperar es nuestro oficio, desear nuestra vocación, no podemos ser sin el deseo. A veces limitados y cercanos, pero todos hablan de una sed de infinito, de superar los límites y encontrar la felicidad de la realización en la paz y en la serenidad de una alegría con fondo y verdad. Yo también sigo soñando y queriendo, buscando, aspirando, esperando y queriendo esperanzar. Soy –somos- sueño de Dios y soñamos inquietos en lo divino. Querer ser  como Dios no es una tentación es lo que nos define. Tenemos una sed de infinito que nos traspasa y nos llama a sobrevivir y caminar. Fuimos creados para lo absoluto y nuestro corazón no descansará hasta que lo haga el absoluto amado.

Unas jóvenes  y el convento, por un Absoluto.

Este marco me sirve para entender una pequeña actividad en la que hoy me incorporo para facilitar la llegada de cuatro jóvenes de Colombia al convento de contemplativas de Talavera la Real. Ya están en Madrid, vendrán en el avión al aeropuerto de Balboa, y allí las recibiremos para acompañarlas a ese convento en medio de ese pueblo,  como concreción del deseo de absoluto que marca todo lo humano.

Son jóvenes que en la búsqueda de su vida y en el recorrido de su camino se han dado de bruces con la sospecha de que hay un absoluto, al que pueden abrirse en su interior, y desean encontrarse con él. Presienten que en este deseo está el amor de su vida, el mayor amor, y están dispuestas a experimentarlo y arriesgar de un modo radical para realizarlo, para mostrarse disponibles y dejarse hacer por él.

En ellas leo el signo del deseo de absoluto que marca el  horizonte de la humano y su trascendencia. Hemos sido creados como humanos en la apertura al mundo, a los otros y a la trascendencia más pura. El yo solo se construye cuando nos abrimos a la alteridad. Es cierto que el otro es un riesgo, pero es el único lugar en el que podemos encontrarnos, y sólo en la posibilidad de lo totalmente otro, de la alteridad absoluta, podremos encontrarnos totalmente  y saciar nuestra sed más profunda de amor y vida.

Tantos deseos…

Y ahora en un momento, desde este gesto de chicas jóvenes, enamoradas y arriesgadas – el extremo contrario del fundamentalismo violento- que siguen la verdad y la vida entregándose y mostrándose disponibles para el silencio y la contemplación del amor, leo otros muchos deseos y detalles de estos últimos días:

“Perdóname que esté llorando…”  Me decía una madre de tres hijos, médico de  gran entrega en su labor… que vuelve a estar tocada por tumores de cierta malignidad cinco años después de una operación. Que se pone delante del Absoluto y confiesa que no tiene miedo a la muerte, pero que no quiere que sigan sufriendo los que le acompañan en el amor, su matrimonio, y le duele la necesidad que todavía ve en sus hijos, que aún la necesitan. Deseo de absoluto.

“Quiero saber vivir e instalarme en la intemperie de mi vida…” Así se confesaba ayer un joven músico, que va conociendo el silencio y el evangelio, a la vez que las debilidades y corrupciones del mundo y de la sociedad, que está tocando con su manos muchas personas que están rotas y que escucha a montones de compañeros, ahora su absoluto no está en el éxito, quiere hacer camino para ser auténtico y para encontrar la gracia en la debilidad y la disponibilidad para que llegue la novedad cada día y no le pille ocupado en sí mismo.

“Lo que nos une viene de Dios, lo que nos separa y divide del pecado…”  Es una frase que guarda el pastor de la Iglesia evangélica española que acompaña las comunidades de Extremadura, con el que me encontré ayer para prepara la próxima semana de la oración por la unidad de los cristianos.  Ya no nos miramos desde la diferencia y la defensa de lo propio, sino desde el camino del amor, del Evangelio, de lo  humano… por ahí va la gracia y la salvación. Nos une el deseo del absoluto y de la vida que nos llega por él…

Llegar al deseo más profundo: SER

Y podría seguir, seguir… El deseo del absoluto, no somos otra cosa, profundizar en el verdadero deseo  es el camino de la salvación. Pero es curioso  que este camino pasa por el silencio de la vida, por la verdadera contemplación de lo que somos, sentimos, lo que nos rodea…sólo tenemos que dejar hablar a la vida dentro de nosotros y aparecerá el deseo más auténtico y más profundo. El deseo del Amor. Hoy, en esta vísperas de Epifanía, es lo que celebramos y esperamos, tanto los niños con los ojos brillantes de la emoción de los reyes magos, como estas jóvenes que vienen a buscar y amar en este convento a miles de kilómetros de su tierra –como hicieron los magos de oriente- , así como las madre que se enfrenta de nuevo al cáncer y ama la vida de los suyos más que la propia, como el joven  que desea ser apóstol de Jesucristo, como el Pastor que quiere la unidad de los cristianos… Un amor sin medida.

 

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Sobre el autor

“Entre lo divino y lo humano, pero sin fronteras entre lo uno y lo otro, va deambulando mi vida de cada día, como la de todos. Me muevo como ciudadano de a pie en la ciudad secular, como hermano en medio del mundo y como oveja-pastor en el ámbito eclesial, y no soy más que puro intento de una identidad en estos caminos de lo humano y de lo divino. Abro este blog con el deseo de seguir siendo encuentro y, ojalá, para abrir los ojos, con todos vosotros, a lo trascendente y lo inmanente de nuestra historia cotidiana." Pepe Moreno Losada, nacido en Granja de Torrehermosa en 1958, ahora –ya mayor- sacerdote en Badajoz y profesor en la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura.


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