Silencio y recuerdo
Hoy la casa está en silencio. Miro y observo tus fotografías, algún beso emocionado… y recuerdo que los Viernes de Dolores, la casa era algo distinto, desde la mañana temprano andabas de acá para allá, pero el lugar central era en el sillón verde junto al teléfono. El teléfono fijo, ese que ya no suena casi nunca, a no ser por los vendedores inoportunos a las horas intenpestivas, que antes sonaba y, hasta a ellos tú les dabas conversación. Siempre recordaremos aquel seguro para la muerte, que te ofrecieron telefónicamente, para arreglar lo que se refiere a entierro y hacerlo más fácil para nosotros, y tú le dijiste que no podías darnos un disgusto, porque nosotros pensábamos dejarte con nosotros aunque fuera embalsamada… Hoy miro detalles… y observo el teléfono tranquilo y callado, ese que este día tu te unías a él por la mañana y no lo soltabas hasta bien entrada la noche… y todavía te quedaba preocupación por alguna llamada no recibida, por si le pasaría algo a esa persona. Y en poco tiempo la llamabas para ver cómo estaba.
Celebración celestial
Hoy curiosamente, como te digo, el teléfono me grita desde el silencio callado. Y eso me lleva a pensar en el cielo. Allí hoy habrás buscado tu sitio tranquilo, desde donde observarás con cariño cada amanecer para bendecirnos y cada atardecer para acariciarnos, y te habrás puesto a recibir los recuerdos queridos y entrañables, que se alzan como oración agradecida al cielo. Entre nosotros son palabras de recuerdos, envíos de fotos entrañables, miradas a cosas sencillas que son sacramentales de tu vida y tu persona en la relación con nosotros… pero esto mismo seguro que son toques de alegría, música, baile, sonrisas, abrazos, totalmente celestiales…cada recuerdo, cada oración, cada mirada allí se hará eterna e inolvidable. Y será el buen Dios, el que junto a padre, los abuelos, los tíos, los sobrinos – ya también la prima Ramona- te habrán cantado con gozo el feliz, feliz en tu día, Dolores… no sé como será la frase allí , amiguita que “Dios” te bendigo….
Te siguen queriendo y recordándote
Pero si aquí hay tantos detalles de que te recordamos y te recuerdan, que no será allí arriba, donde nada de lo que ocurre en la tierra pasa inadvertido sino que se publica para que lo bueno se proclame. Hoy será el Señor el que te diga lo que aquí te decíamos: Madre cuánta gente se acuerda de ti y te quiere… y cojo en mis manos tus libretas usadas y gastadas, las que siempre llevabas contigo, y veo la lista innumerable de personas y sus teléfonos, cómo no se te pasaba a ti esa llamada de cariño en su santo…al pueblo, las vecinas, la familia, las parroquias, Badajoz, las viudas, la legión, el Inserso… Doy gracias a Dios por ese modo de ser y relacionarte, por esas personas que aún hoy me paran en la calle para hablarme de ti y hacerme presente su recuerdo de corazón, y me besan como tú me besabas.