( A la luz de J.M. Fernández Chavero)
Hoy he visto la noticia en el periódico hoy y me he alegrado. Una vez más otro signo de resurrección, la fuerza de la cruz sigue actuando para llevar vida donde hace falta. El camino de la salvación está abierto y pasa por la vida y lo diario, por la lucha y el compromiso por lo justo y lo digno.
Coger la linde
En el argot popular se decía para hablar del tesón y la constancia sin fin aquello de que “cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba pero el tonto sigue”. Pues hoy al ver la noticia de que junto a José María Fernández Chavero, estaban representantes de partidos políticos extremeños, para presentar a nivel nacional un propuesta de atención de formación profesional para niños y jóvenes con “otras” capacidades, pensaba yo en mi interior que “cuando un padre coge una camino ese camino no acaba hasta que llega a su meta”. Y lo relacionaba con una reflexión que con motivo del Viernes Santo, hacía sobre la “fuerza de la Cruz”, cómo había gente que ante la cruz, la dificultad, la injusticia, la desigualdad… se arman de valor y se ponen a favor del débil, luchan como jabatos para que se haga justicia y se les rodee de dignidad y gracia humana a aquellos que más la necesitan y merecen. En esos hechos los cristianos vemos la fuerza y el poder de la resurrección que nos viene por la cruz. Miraba yo distintas estampas vitales de nuestra comunidad parroquial, y una de ellas eran todos los centros que nos rodean espacialmente y que son Aspaceba, Apnaba, Aprosuba… Asociaciones de padres y familiares, junto a otros, que no descansan, que han pillado el camino de lo digno y lo justo y marchan con sus seres queridos, como verdaderas joyas, dando testimonio fundamental en la sociedad del verdadero valor de lo humano y de lo bueno.
Celebrando el memorial de la pasión de nuestro Señor Jesucristo
En la liturgia del triduo pascual, pasión, muerte y resurrección de Cristo, nosotros no hacemos un recuerdo, no, hacemos un memorial. ¿Cuál es la diferencia? Pues que no miramos atrás, más bien hacemos lo contrario, traemos aquel acontecimiento al presente para celebrarlo desde la vida que traemos entre manos, esta vida que nos asegura que aquel acontecimiento es real, está presente, sigue dándose y siendo fecundo entre nosotros. Que lo que ocurrió en aquel calvario y en aquella resurrección hoy sigue vivo entre nosotros. Separamos el misterio en momentos: Cena del Señor, adoración de la cruz, vigilia pascual, pero todo está unido por el mismo espíritu: El crucificado ha resucitado y vive para siempre. Sabemos que el crucificado está presente y abrazado, con el espíritu de la gracia, a todos los crucificados de la historia, a los de hoy, aquello de que lo que hagáis a uno de estos los dolientes y sufrientes de la historia a mí me lo hacéis porque yo estaré vivo en ellos, hoy se cumple con una fuerza extraordinaria. Y del mismo modo, aquello de cuando sea elevado y me miréis os curaréis y os salvaréis también se está realizando hoy. ¿ Cómo es eso de que hoy en los crucificados está el Dios vivo, identificándose, compadeciendo y liberando con su fuerza… cómo es eso de que una cruz puede dar fuerza a alguien? En esta tarde el Cristo Vivo, el que estuvo crucificado nos invita a mirar nuestra propia comunidad, para que creamos no por lo que otros nos han dicho sino porque nosotros mismos lo estamos viendo. Hoy miramos a nuestra comunidad desde la cruz y la vemos viva, cristificada y le damos gracias a Dios, como locos, porque en la cruz nos está salvando y dando una fuerza misteriosa e increíble.
Señor, en la cruz, oíste al compañero : Acuérdate de mí cuando estés en el paraíso
Está a su lado, tocado también de dolor, no sabemos si culpable o no, seguramente la vida… o la naturaleza, o sabe Dios qué. Pero cruz junto a la cruz… y nosotros en nuestra parroquia lo sabemos y lo vemos: por un lado la cárcel, el centro hermano. Pero por otro lado todo un entorno que nos pasea y nos procesiona diariamente: aspaceba, apnaba etc… Nos contemplan y nos miran, y nos piden poder estar dentro, en comunión, en derecho, dignidad….los parados….cruz, cruz….Presencia real de Cristo que dan sentido a la Eucaristía y al sagrario, ante los que debemos silenciarnos como Jesús, para oír su grito y poder responderles hoy estaréis con nosotros, en nuestra mesa, en nuestra casa, en nuestro dinero, en nuestro parque, en nuestra fiesta… En su rostro, sus heridas, esta el poder de Dios, la fuerza de nuestro salvador.
El obispo en la visita se sorprendió, por el dolor, pero sobre todo por la fuerza y la riada humana de amor , de lucha, de esfuerzo , de respuesta, a favor de ellos, por todos los que los aman. Se maravilló de la fuerza de la cruz, cuando oyó oír a un padre de un niño parálitico cerebral que comunicaba aparentemente muy poco, solo con gemidos de alegría o tristeza, “ES LA ALEGRÍA DE MI CASA”, la cruz era la alegría, el paraíso de su casa ¿ES verdad o no es verdad que la fuerza es de la cruz? Hay personas que miran con el corazón, que tienen la mirada de la resurrección y esos han de ser nuestros modelos de lo humano. Ese es el camino, ojalá los “tontos” de la humanidad -que no somos pocos- sepamos coger, como estos ciudadanos de la vida, la linde y llegar hasta el final.