Querida Felisa:
¡CUMPLEAÑOS FELIZ¡
Hoy , estoy ante Dios Padre, el Señor de la vida, y en la mañana siento esa vida, que regalada, tu llevas como tesoro y celebras hoy de un modo especial al celebrar tus cien años. Has permanecido en pie y hoy de tu boca de madre, de tu corazón de hija, de tus manos de mujer y amiga saldrá una alabanza sin límites para el creador de tu historia: Te doy gracias Señor, por tu misericordia y tu generosidad para conmigo. Lo harás rodeada de tus diez hijos , de tus nietos, bisnietos… de una multitud de corazones agradecidos ante tu persona, que se descubre como un verdadero regalo, lleno de gratuidad y de fecundidad entregada. Y lo haremos a pie enjuto, como el pueblo hebreo, al pasar el mar rojo para llegar a la tierra prometida, de pie, sin detenerte, porque la vida sigue cada día y tú ya estás dispuesta a ir a descansar con los tuyos, porque sientes que ya todo está cumplido. Aunque cada mañana te esfuerzas en bajar a tu mesa, pedir tu café y leer tu periódico. Sí, sientes que el paso está cerca, pero vives cada día con la fidelidad al momento y al quehacer de lo ordinario, como la disciplina del que es obediente y no quiere desperdiciar ni una migaja de existencia y de tarea del Padre.
Esta tarde nuestra parroquia será sagrario de tu vida, con los tuyos, prepararemos la mesa de la Eucaristía, la de lo diario, pero la gala será especial, porque tú la mujer que ha tenido una vida eucarística y entregada, te sentarás una vez más en esa mesa, para apoyarte en la fuente de la vida e invitarnos a todos a rezar contigo, con profundidad y sentimientos, el salmo del buen pastor: El señor es mi pastor, nada me falta.
Una vez más tus manos centenarias se abrirán para recibir el pan divino y conducirlo a tu corazón de niña confiada en la vida y en la humanidad, y te fundirás con tu creador , con la belleza, con la gracia, con la alegría, con el amor, con la esperanza… Y nosotros te contemplaremos y reconoceremos al Señor, en tu rostro y en tu vida, al “partir el pan”.
Felicidades Felisa¡¡¡ Te queremos.
N.B.- Hace unos años reflexionaba sobre tus manos y tu corazón hoy vuelvo a rezarlo:
http://www.vidareligiosa.es/blogs/alaluzdetumirada/?p=217http://www.vidareligiosa.es/blogs/alaluzdetumirada/?p=217
y releo, en oración:
“Recuerdo con gozo la celebración de sus noventa y cinco años con todos sus hijos, fue entrañable y me llamó la atención su serenidad e independencia, la capacidad de mantener criterios y discutirlos con paz y sabiduría en medio de una tertulia y cena familiar. Ahora repite mucho que tiene su vida ultimada, que el Señor se olvida de que ella puede irse ya y que está preparada; pero yo la veo coqueta y cuidada cada día cuando se acerca a la parroquia, a pie apoyada en un bastón que lleva con gracia, con su abrigo abigarrado que la hace señora y lo lleva con brío, con su mirada atenta –siempre le brillan los ojos- a cada gesto ritual de las celebraciones, y con las manos siempre abiertas y entrelazadas, tocadas de una generosidad y una entrega que ya no tiene vuelta atrás. Le explico que a mí me da vida verla así, una centenaria en pie con lo vivido como corona y sin echarse atrás, que me encanta como, aunque la ancianidad le tira fuerte, sin embargo le sigue dando la razón a la niña que lleva dentro. A mi entusiasma pensar que yo también puedo darle más vida a mi ilusión y sueño que a mi cansancio y debilidad. Por eso la necesito y no le miento cuando le digo que ella nos aporta un montón a todos los que vamos por el camino, que en su vida y en sus manos es Dios quien nos está tocando y animando a seguir hacia adelante sintiéndonos agradecidos y agraciados como ella en su vida marcada en sus manos.”