Encuentro animadores de JEC de Extremadura
El hecho: 20 personas adultas, reunidas en Mérida, venidas de Badajoz, Fuente del Maestre, Cáceres, Plasencia, Madrid.
Madres con hijos pequeños que han dejado en casa, jóvenes que vienen por primera vez, Edu que viene de Madrid, profesionales que aparcan sus ocupaciones, sacerdotes… Personas interesadas, que hacen opción por la pastoral juvenil, que se mueven por Jesús y su evangelio, que están dispuestos a optar y dar vida en favor de los jóvenes. Equipo de Apóstoles llamados y elegidos por Jesús para trabajar juntos en una misión que está por renovar y recrear… Los llamó por su nombre: Edu, Serafina, Marta, Lolo, Inesu, Rico, Pablo, José Manuel, Carmen, Alejandro, Estela, Susi…Cada uno con su historia y su recorrido, hechos en el encuentro con Cristo y en la relación con los hermanos. Tocados por la misión y el Reino de Dios.
Sin mí no podéis hacer nada
Me interpela este hecho: ¿Nos fiamos del Dios que nos ha acompañado personalmente hasta aquí y que nos mueve a encontrarnos y participar en su misión? ¿Venimos con el espíritu y la paz propia de un apóstol que sabe que Cristo está con nosotros y nunca nos dejará solos o abandonados? ¿Somos conscientes de toda la fuerza de Dios que hay dentro de nosotros y el amor que nos tiene a cada uno, que es su amor el que transforma y responde a todo lo que necesitamos y nos preocupa? ¿Recordaremos cordialmente cómo se ha portado con nosotros en los momentos de debilidad y cómo nos ha hecho fuertes y nos ha dado gracia y vida para crecer? ¿Venimos desde la confianza en su fuerza, su poder y su ternura o preocupados por nuestras fuerzas y nuestras responsabilidades, o incluso nuestras culpabilidades? ¿Somos conscientes de que el momento nos va a llevar a una conversión más profunda y más lúcida para ser más auténticos y fieles al evangelio y al mundo del que formamos parte?
Y yo mismo me pregunto ahora ante el Señor: ¿Hablé contigo y contemplé esta reunión en la que iba a participar, miré la realidad con tus ojos, traje nombres, lugares, situaciones… los miré con tu amor y tu esperanza o me dejé llevar por lo que tenía que ser una organización más eficaz que respondiera a una crisis y que solventara problemas? Yo confieso ante Dios…y ante vosotros que he pecado de falta de lectura creyente ante y antes de esta reunión. Pero ahora puedo hacerla y descubrir como Dios estuvo allí más profundo en nosotros que nosotros mismos. Y puedo contemplar cómo se me hacía presente en cada uno de vosotros y, aún en nuestra falta de profundidad y contemplación, nos amaba y nos conducía para caminar y seguir siendo para los demás.
Echar de lo que hay para vivir, lo contracultural
Y recuerdo cómo ante los grandes planteamientos del mundo y del templo, Jesús tenía una mirada sencilla y cómplice con la vida en la que nadie le podía quitar la esperanza, la mirada en la que no se le escapaba ni un detalle de gloria en lo más débil y acabado: “Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: “Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.” (Mc 12,40-44) Veo como casi todos vosotros estáis echando de lo que tenéis para vivir en esta hucha de trabajar a favor de los jóvenes y por ellos, sin saber si va a tener efecto algún día. Pero sobre todo veo a los que en sus procesos de jec lo están haciendo: Saray, Fer, Edu, Maitane, Alvaro, Rodrigo, Ismael…cada uno podemos poner nombres desde nuestro corazón, jóvenes que echan lo que tienen para vivir.
La minoridad evangélica y su autenticidad
Desde aquí hemos de hacer la valoración del campamento de Extremadura de este año, por ejemplo. Yo doy testimonio de que para mí ha sido un lugar de experiencia y de encuentro con Dios y reafirmación en mi ministerio, un refuerzo excelente y me está dando fuerzas para este curso, para convocar, para querer iniciar, acompañar… He disfrutado con el grupo que estábamos en universidad y el modo de trabajar. Me paro y le pregunto al Dios enamorado de nosotros cómo se ha encontrado con cada uno, qué se habrá movido en cada corazón y entraña, en cada conciencia, desde el que estaba en primero de carrera, a la que llegaba por primera vez a un encuentro JEC tras acabar odontología en Granada, o los que habían preparado parte del tema, así como por los adultos y profesionales que allí estábamos haciendo familia e iglesia en una fraternidad que me parece revolucionaria en el mundo y en la iglesia. A lo mejor donde vemos crisis teníamos que ver Reino, y animarnos y despellejarnos para que avance, llenos de alegría por ello, aunque sabemos que el camino es de cruz y debilidad. Le pido a Dios su VER… y recuerdo el diálogo de Jesús con Felipe: “Le dice Felipe: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dice: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe?” (JN 14,8). Es verdad, tanto tiempo con el ver y aún nos cuesta… tenemos que seguir orando y recordando el pasaje de Jesús con el ciego: “¿Qué quieres que haga por ti?” –Señor, que vea.
Pido a Dios para mí y vosotros que nos abra los ojos para saber ver el presente como él lo ve y poder avanzar por sus caminos con libertad. Me siento llamado e interpelado a profundizar y contemplar la labor de consiliario y animador al calor de tu palabra y tu amor Dios mío, recordando el capítulo 15 del evangelio de san Juan: “Sin mí no podéis hacer nada”.