Mi compañero Angel Zambrano, hoy hace comentario público en su facebook sobre las comuniones a partir de una estampa donde el centro no es Jesus, el pan de vida, sino el niño. Expresa el descentramiento de esta celebración que se entiende más como homenaje al niño que como encuentro con Cristo en la Eucaristía. Os lo transcribo para que observéis la frescura y cariño de este joven sacerdote:
En mis tiempos éstas eran las tarjetas de comunión, ahora tienen la cara del niño… Increíble, como ha cambiado el centro y lo importante en toda esta historia.
¿Qué está pasando con las primeras Comuniones? ¿ En qué se han convertido? ¿Qué se busca con todo esto? ¿Realmente hay una finalidad profundamente religiosa y cristiana? O ¿Sólo es una fiesta para darle como una especie de homenaje al niño o niña porque pasa de la niñez a la adolescencia? Me da la sensación que lo religioso es sólo un pretexto para hacer la fiesta a dich@ niñ@. No sé, es una reflexión que hago y que quería compartirla con vosotros; pero ciertamente esto se ha ido de madre; sigamos rezando para que todo se purifique y sea lo más evangélico posible.
Me atrevo a sumar un comentario mío:
El otro día en una celebración… en la acción de gracias me rendí ante la “asamblea” y les confesé: “nos ha ganado el mercado”, hemos luchado y seguimos, seguiremos, luchando, pero al final de esta celebración he de decir que hoy nos ha ganado el mercado. Los padres, en su mayoría, sentían lo mismo que yo y lo sintieron. Creo que los niños captaron algo más del misterio que la muchedumbre que se congregó en torno a ellos. Pero ya Jesús tuvo esa experiencia: me buscáis no por el pan de vida, sino por el pan de lo terreno…porque a través de mí encontráis otras cosas, pero yo quiero que lleguéis al corazón del Reino… Pero tranquilos, que de los diez leprosos, gracias a Dios se curaron los diez, aunque solo volviera uno. Necesitamos hacer una reflexión profunda en la comunidades parroquiales, pero primero los mismos pastores, porque el mercado también nos ha ganado muchísimo a nosotros en nuestro ser y hacer… la eficacia nos hace estar muy lejos de lo fecundo y lo evangélico, pero nos cuesta muchísimo volver al amor primero…Es nuestra tarea: convertirnos,no vaya a ser que queramos quitar la paja en el ojo ajeno… por lo menos yo lo siento así. Y no estoy derrotado, ni desilusionado, lo prometo…me cuesta, pero todavía creo que puedo ser mejor sacerdote y celebrar mejor de lo que lo hago, con mi vida y con el pueblo.
No dudo de que esta situación nos llevará a una revisión profunda y renovadora de la iniciación cristiana en la comunidades cristianas y del verdadero sentido de las comunidades parroquiales.