Y dijo Dios: “hágase la luz”.
Ayer tarde tras la eucaristía en la intimidad y la paz de la capilla del sagrario en la parroquia, después de haber compartido una sesión con el grupo de la asociación “Por ellos” de Badajoz -Padres que han vivido la muerte de uno de sus hijos-, fui a compartir la celebración del cumple de Pablo, en San Rafael de Olivenza. Ya el hecho de ir hasta allí supone peregrinación para mí, el camino se hace oración: recuerdo, acción de gracias, bendición, alegría, ternura, acogida, fraternidad, compartir, fiesta, descanso, proyecto, vida…Ayer era para estar entre el revoleteo de niños, que saben de Pepe, porque lo ven como familiar en estos eventos, en la misa de la parroquia, en la catequesis, en el campamento, en los encuentros, en los retiros… Pepe forma parte de la vida. Por eso Pepe, puede decir, estos son mis… Recuerdo que esta semana santa pasamos unos días en el campo, por la tarde salíamos a pasear y hacíamos un buen camino. Allí estaba Pablo, junto a Miguel, Jesús, Teresa… hacíamos kilómetros. Yo, como de costumbre, me paraba a hacer fotos e incluso grabar algún vídeo con canto para compartir en estas redes… me retrasaba. Al ver que faltaba y no llegaba al grupo, Pablo hizo un comentario de definición de mi persona: “Vamos Pepe que como cura eres guay, pero como familia eres muy lento, un poco pesado…” La vida está llena de momentos de gracia y de luz. La luz la ponen lo sencillos, inocentes, naturales, directos, limpios…pero ellos también la reciben de los que les aman y les abren las puertas de la ternura, del infinito en su interior. Enseñar a amar, a abrir las puertas de sus vidas a los demás niños, a los profes, a los adultos… a saber mirar la vida desde los otros y acoger todo lo bueno que les llegue. Así se está abriendo Pablo al misterio de su propia persona, el jeroglífico de la vida, como el juego que tiene en sus manos, presenta muchos retos y hay que in avanzando sobre ellos, pero para eso necesita una luz sencilla y directa, que de seguridad y proteja, sin quitar iniciativa ni autonomía. Así lo veo en esta simbólica foto … en que el padre sostiene la pequeña luz para que el se adentre en el juego de la vida, con claves propias y conquistadas sin miedo y con riesgo. Ya son siete… y los ha pasado amando, para poder seguir haciéndolo toda su vida. Felicidades Pablo y enhorabuena a Jesús y Angelines, junto al pequeño Miguel. Gracias por los detalles…