Fui forastero…
El dicho permanece y no sé si se cumple, en España siempre detrás de los curas “con velas o con palos”. No sé qué toca ahora, cuando la verdad sigue siendo lo que conviene en cada momento. Pero si algo va aclarándose dentro y fuera de la Iglesia es que esta institución es mucho más que el solo clero, aunque nos cueste darnos cuenta.
Yo, sacerdote, esta noche llego a mi casa y en el camino de la parroquia hasta ella, he sentido una satisfacción interior grande de ser y sentirme Iglesia. M. llegó el día 14 de Febrero, unos cuarenta años, huyendo desde Perú, no traía nada, su persona y la ilusión de encontrarse con una niña querida, hija suya. Dispuesto a todo con tal de poder vivir y amar en libertad y en paz. Con un crédito para viajar que ha de pagar y desnudo, con hambre, con sed, sin techo… Nos encontramos y comenzamos a acompañarle como a otros en distintas circunstancias dentro del ámbito de nuestra parroquia, en el grupo de cáritas.
Muy difícil encontrar una habitación y que se fíen de él, con algunos papeles, pero sin posibilidad de trabajo, siempre ha trabajado pero aquí no lo tiene fácil. Ha dormido estas noches en un coche, nosotros le ofrecimos el albergue, pero no se atrevía a ir allí, creía que se iba a solucionar antes su situación. Esta noche ya rendido, por la premura del préstamo, por no encontrar habitación, le hemos ofrecido el centro hermano, lo ha aceptado e inmediatamente hemos ido con él a presentarlo. Lo han acogido rápidamente, iba sin nada y allí lo han esperado, lo han acogido, han conversado y ya mañana iremos viendo más cosas. Este centro sale del corazón de la Iglesia es realmente un centro hermano y estoy orgulloso de él. Ha bastado saber que esta persona sufre y está necesitado, esa identidad es sagrada.
Me quedé en la calle, con hambre y frío…
El sábado, se prolonga mi experiencia eclesial. Voy con los chavales de la “tropa solidaria” a realizar un taller sobre el albergue en Bravo de Murillo, donde se realiza el proyecto “la ola de frío”. Nos recibe Pedro Herrera, director del centro hermano y de las personas sin hogar, nos acompaña Diego Mota que es el coordinador de cáritas en nuestra parroquia. Uno y otro nos van dando datos, motivaciones, perfiles de usuarios, los voluntarios, el dinero necesario, las personas que colaboran, y el sentido cristiano y evangélico que tiene este proyecto. Los preadolescentes abren el corazón y los ojos, están viendo y sintiendo algo nuevo. Las emociones que sienten son alegría por ver que se hace este hogar para los que no lo tienen, compasión y con ganas de ayudar… les explico que ya lo hacen con todas las coas que organizamos y que ellos realizan en nuestra parroquia, el concierto que hicieron, la campaña de rifas den Navidad… estas actividades se enmarcan en el proyecto de nuestra comunidad de Guadalupe “Salir y ver”. Necesitamos abrirnos a la ciudad de Badajoz, conocer todas sus realidades, barrios, colectivos, dolores, sufrimientos…para mayores y niños. El evangelio nos invita a salir, conocer, querer, transformar y entendemos que ese camino nos hace más personas, más felices, más auténticos y queremos seguir adelante. Ellos entendieron perfectamente el evangelio: “Porque tuve hambre, desnudo, forastero, sin hogar…y me distéis de comer, me vestisteis,me acogisteis, me diste hogar…¿cuándo Señor? – Cada vez que lo hicisteis con uno de los más pequeños y débiles, lo hacíais conmigo”. Y nos fuimos cantando aquello de que “somos una familia, un auténtico mogollón, una iglesia compasiva, que donde vamos amamos como Dios”.
Salir para ver… tropa solidaria. “ola de frío” , en el albergue
Publicada por José Moreno en Sábado, 7 de marzo de 2020