MIS VECINOS…DESAYUNO
MIS VECINOS…DESAYUNODesayuno con mi vecindarioHoy desayuno con mis vecinos. La taza blanca y el símbolo este…
Publicada por José Moreno en Sábado, 28 de marzo de 2020
Hoy desayuno con mis vecinos. La taza blanca y el símbolo este bizcocho sencillo, casero y vecinal que lo elaboró Jose y Mamen y queme lo dieron delante de todos los vecinos a los que habían avisado para que estuvieran en los balcones.
Ayer Jose tocó al timbre y me pidió que saliera un momento al portal de abajo y me asomara a la calle. Allí estaba él con un bizcocho unipersonal y con una vela encendida, pero todos los vecinos en sus balcones, apagué la vela y grité de alegría con todos ellos por este gesto que saca del anonimato y nos llama a convertirnos en vecinos.
Recuerdo cuando llegamos a este bloque, mi madre se vino a vivir conmigo al quedarse viuda. Yo estaba en Perú y ella preparó el piso para cuando yo llegara. Al llegar ya conocía vecinos con los que íbamos a compartir el bloque y así hizo por conocer a todos. Ella me puso al tanto de la realidad vital de estas familias vecinas, del comercio de Jose y Carmen, de sus amigas de compra, la peluquería, los niños y niñas de alrededor, la parroquia… mil cosas. A veces, al comienzo, yo le decía que se diera cuenta que no estábamos en el pueblo que esto era otra cosa, ella me contestaba: hijo, pues yo soy así no puedo ser de otra manera, cómo no vas a hablar con la gente, conocerla, convivir… esa es mi vida. Yo creía que era cosa de mayores. Hoy confieso que ella tenía toda la razón, la vecindad es un modo de ser humano lleno de vida y de gracia, es lo que nos hace personas, la falta de vecindad nos deshumaniza.
La comunidad de vecinos llena de vida cuando es “comunidad”, se conocen, comparten, se ayudan, celebran, se animan, se consuelan, se felicitan… YO intento ir viviéndolo poco a poco y me siento culpable de no animarlo y alentarlo más. Ayer me imagino a mi madre en el cielo alegrándose al ver este momento del bizcocho y de los vecinos en los balcones, recibiendo yo lo que ella sembró y diciéndome: no ves Pepe, lo que te decía yo. Y es verdad madre: “Tenías toda la razón del mundo, es nuestra vida, los vecinos son parte de nuestra vida”.
Por eso en esta mañana voy pasando por cada vivienda de mi bloque en mi interior y oro a Dios por las personas, sus vidas… y miro todo el proceso de los que nacieron y ya son jóvenes, de los abuelos que se han ido y los que están delicados, de las personas que vivieron y se trasladaron, de cada uno de los adultos y sus trabajos, cuando han estado parados, el que vive solo, los que acaban de llegar, los que llevamos mucho tiempo, los que se ven desde la terraza y son de otros bloques, el comercio, la asociación de viudas, la parroquia… los éxitos, los fracasos, las enfermedades, la alegría… y doy gracias a Dios por esta calle, por este portal, por mis vecinos y lo que nos rodea. Gracias¡