SARA Y LA MIEL EXTREMEÑA
96 desescalada… desayuno con miel extremeña. Sencillez y lujo al mismo tiempo. Dulzura de vida y natural… lo hago con mi sobrina Sara Moreno que hoy se estrena trabajando en la caja del Carrefour de Merida. Y lo hago así porque encuentro similitud entre Sara y la miel. Este producto extremeño elaborado por las abejas con el polen de las encinas, viene de la dureza y firmeza de esos árboles que permanecen en pie y en verdor frente a toda inclemencia del tiempo y de la tierra. Pero a la vez es dulce, llena de primavera, luz, calor, alegría y ternura. Yo creo que así está siendo Sara.
Ha trabajado de todo lo que podamos imaginar: de ayudante en Kumon, seleccionando fruta, pesando y vendiendo desde muy de madrugada; ha vendido perfumes y cremas en la tienda del centro de Mérida, ha cuidado niños y limpiado casas, ha hecho campañas de turrón en navidad, ha sido educadora en el Marcelo Nessi y en centro de protección de Mérida, abierta a todo…ahora se siente dichosa porque en medio de toda esta crisis, tras una entrevista que se realizó hace meses, la han llamado para trabajar en la caja de Carrefour con un contrato de unas horas al día…
Esto lo hace tras haber estudiado y haberse formado en la facultad de educación, maestra de audición y lenguaje, haber hecho cursos de formación laboral de todo tipo, participar en plataformas de empleo, etc. pero las selecciones son de otro orden y no sólo de preparación y cualidades personales. Lo pienso hasta de cosas sencillas como profesora de religión por ejemplo, teniendo un tío cura jejeje. Es una mujer creyente sin duda, ha pertenecido a la JEC en Badajoz, practica sus creencia, ejerce de catequista en la parroquia de San Antonio en Mérida, donde no es fácil esta labor, y permanece con los chavales que preparó para la comunión en ese barrio, entre los que se contaba su hija Lidia. Tiene la formación necesaria, pero su currículum no debe estar a la altura o no tiene quien le empuje cuando se mueven las aguas y viene el ángel a elegir a quién le parece. No es fácil meter cabeza. Pero me encanta que esa dificultad y no selección, no le aparte de su compromiso personal y eclesial con el barrio y los niños.
Todo esto lo hace desde una vida que no es fácil, tiene una niña de diez años, que es una princesa Lidia, y actualmente una pareja a quien quiere de Verdad, Isma. No le ha sido fácil vivir la maternidad, pero lo ha hecho con una fuerza y una dignidad que enamora a su hija y a los que la rodeamos. Siempre acompañada por los suyos que la quieren de corazón sus padres y su hermano querido, Maxi. Sabe de fracasos, de dolor, soledad, miedos, rabia… pero, a la vez, de fidelidad, honradez, mansedumbre, alegría, cariño, besucona, riesgo, esfuerzo. Acepta las críticas con humildad y trata de mejorarse y mejorar a los demás.
Ella sabe que es débil, pero no se rinde es buena madre, buena hija, buena hermana, buena pareja, buena amiga, buena cristiana, buena sobrina… y yo estoy orgulloso de ella, aunque se lo debería decir más y reñirle menos. Pero los “morenos” somos así, somos muy gruñones pero queremos a rabiar, a rabiar…
Seguiremos bailando “si yo tuviera una escoba”, para barrer lo malo y quedarnos con lo bueno. Ojalá este trabajo sea una antesala del trabajo que tú te mereces y por el que luchas. Me encanta tu dedicación a los chavales problemáticos que les ha tocado vivir en el lado oscuro de la vida, tu cariño y entrega a ellos. Seguro que acabarás derramando ahí todo tu amor.
Y a seguir con esa niña de tus ojos…ese amor de todos: Lidia.
Pero de ella hablaré mañana.