05.10.2020
Día del docente
“El alumno no es un cubo a llenar sino un fuego a encender”
El contexto de pandemia y las condiciones de vida que se imponen han llevado a un reconocimiento de la figura de los docentes en la sociedad. En general ha sido con muchas profesiones, la revalorización de su ser y su hacer, su necesidad e importancia. De alguna manera hemos sentido una llamada profunda para recobrar y reconocer cuáles son los bienes internos de dichas profesiones. Eso que llevamos mucho tiempo repitiendo de que las profesiones no existen por razón de los que la ejercen sino por la de aquellos que las necesitan.
No hay duda de que estamos en un mundo que grita desde muchos ámbitos, tanto desde la naturaleza, como desde lo humano, en vertientes importantes de salud, pobreza, educación, política… el grito reclama una nueva ciudadanía. Dicha ciudadanía vendrá por la educación que ejerza la tribu sobre sobre todos sus miembros especialmente sobre los niños y los jóvenes. El reto para la institución escolar en todos sus niveles, desde infantil hasta la universidad, es urgente.
La reflexión sobre el discernimiento de lo que es necesidad, deseo y capricho ha de ser urgente atendiendo a que los son necesidades materiales, culturales y espirituales de cada persona. Pero al mismo tiempo hemos de corregir la miopía que nos impide ver las necesidades de todas las personas, esa visión que nos impide que nos ubiquemos en deseos y mucho menos en caprichos, cuando las necesidades de otros semejantes están sin cubrir. Nos pura cuestión de limosna, sino de justicia y dignidad, amén de la ética del diablo que nos dice que si seguimos actuando frente a la naturaleza y estos semejantes seremos nosotros mismos víctimas de nuestras acciones porque los problemas que surgen son universales en razón de la globalización y de la interconexión de esta casa común que habitamos. Tanto el papa en su encíclica Laudato si, donde nos habla de lo que le pasa a nuestra casa, como en los objetivos propuestos para el desarrollo sostenible (ODS) nos están urgiendo para una nueva ciudadanía que ha de asentarse en pilares básicos de la sociedad como son la familia y la escuela.
Los docentes son figuras claves de este instrumento de construcción ciudadana, hoy como nunca necesitamos personas vocacionadas y bien valoradas para esta labor tan fundamental en la humanidad. La vocación a la docencia ha de ser alimentada y fortalecida, tiene mucho de utopía y de entrega. Los niños y jóvenes de nuestra sociedad necesitan referentes de vida, inquietud y compromiso, que asienten una verdadera confianza y un deseo de transformación en el corazón de los educandos. Para eso hace falta fe firme y esperanzada en que los niños y jóvenes son la luz de nuestro mundo, que ellos tienen que ser encendidos para iluminar las tinieblas que ahora mismo nos cubren, y que el mañana es su hoy. Ahora toca sembrar en este otoño de lo humano para cosechar los frutos de una nueva ciudadanía que se armoniza con la naturaleza, que produce paz en el interior de cada ser humano y que articula una verdadera fraternidad universal, donde día a día se puede renovar la esperanza.
Me siento agraciado de moverme en estos espacios educativos, en esta facultad de educación, de estar rodeado de personas que creen y crean escuela en un orden nuevo y constructivo creyendo en una nueva humanidad. Me sumo al canto elevado y alabado de este colegio donde mi amigo Pedro Monty, desde su ser y hacer de maestro, anima, dinamiza y congrega para seguir creyendo en la escuela y en los maestros. Por eso os enlazo con este himno y este coro escolar para el día de los docentes.
Escuchemos este canto y veamos este vídeo desde la esperanza alumbrada hoy en este colegio de las Vaguadas de Badajoz:
“Entre lo divino y lo humano, pero sin fronteras entre lo uno y lo otro, va deambulando mi vida de cada día, como la de todos. Me muevo como ciudadano de a pie en la ciudad secular, como hermano en medio del mundo y como oveja-pastor en el ámbito eclesial, y no soy más que puro intento de una identidad en estos caminos de lo humano y de lo divino. Abro este blog con el deseo de seguir siendo encuentro y, ojalá, para abrir los ojos, con todos vosotros, a lo trascendente y lo inmanente de nuestra historia cotidiana." Pepe Moreno Losada, nacido en Granja de Torrehermosa en 1958, ahora –ya mayor- sacerdote en Badajoz y profesor en la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura.