Todos odiamos esas esas llamadas intempestivas de mediodía en que un sufrido comercial intenta vendernos cualquier cosa aprovechando el sopor de los quince minutos de siesta, pero la realidad del marketing demuestra que entre un 5% y un 6% acaban en ventas cerradas.
Teniendo en cuenta el ingente número de intentos que las empresas de telemarketing hacen diariamente, el porcentaje no es ni mucho menos despreciable. El importante volumen de ventas es lo que justifica que sea un método en alza y que los teleoperadores soporten estoicamente que el 50% de los “elegidos” cuelguen nada más oírlos y hasta que un 25% directamente les insulte por llamar a esas horas.
Sin embargo, no está nada claro que ese 5-6% de compradores telefónicos sepan a ciencia cierta qué contratan y en qué condiciones, ni que sea una práctica comercial con una protección suficiente del consumidor o usuario.
El tema es tan preocupante que una Directiva europea encomendó en junio de 2011 a los estados de la Unión tomar cartas en el asunto. En nuestro país el mandato se tomó con calma, aunque las últimas noticias parecen anunciar cambios a medio plazo.
El Consejo de Ministros del pasado viernes comenzó a andar este camino con un doble objetivo:
Para ello, el Gobierno tomó nota de un informe de la Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad sobre un Anteproyecto de Ley que trasladando a nuestro derecho la directiva europea modificará el contenido de la Ley General para la defensa de los derechos de los consumidores y usuarios y de otras leyes complementarias, precisamente para regular las transacciones a distancia.
Algunas novedades importantes de la reforma que se avecina son las siguientes:
La reforma no acabará con las llamadas a la hora de la siesta, pero puede contribuir a evitar sustos en lo que contratemos durante ella.
¿Convertirá el telemarketing en una técnica de venta más ordenada y segura para las empresas y sus clientes?