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Las nuevas cajas de ahorro y sus posibilidades

La concentración de entidades financieras nacionales en cuatro o cinco grupos de referencia, ganando con ello tamaño, es una necesidad en estos momentos de crisis y de aportación de medios económicos por parte del Estado y, fundamentalmente, de la Unión Económica y Monetaria.

Uno de sus efectos de esta concentración será la reducción de la red de oficinas y la venta de servicios financieros poco adaptados a cada situación particular, algo que es preocupante para el ciudadano medio, para los trabajadores autónomos y para la pequeña y mediana empresa.

La concentración producirá dos efectos: el primero, que la red de oficinas bancarias será menor, puesto que se ajustará a su rentabilidad económica o estratégica, sin que se vaya a tener en cuenta la rentabilidad social de las mismas.

La entidad bancaria tiene obligación de dar cuenta a sus accionistas del resultado de la gestión y la cuenta de resultados no puede verse perjudicada por intereses de otro tipo, lo que conducirá a que sólo se mantengan oficinas allí donde sean económica o estratégicamente rentables.

Los productos financieros, en segundo lugar, estarán concebidos con un carácter global y normalmente dirigidos al mayor beneficio económico para la entidad, según el ámbito natural de mercado de cada una que será, con carácter general, de tipo estatal y, por ello, no siempre trasladable a las necesidades específicas del usuario extremeño.

La desaparición en nuestra región de las dos cajas de ahorro regionales como entidades financieras, dejaba el sector financiero no bancario de Extremadura formado por dos cooperativas de crédito, hasta hace poco tiempo sólo por una, que es algo preocupante.

Este fenómeno ha sido inevitable y nuestras cajas se han visto afectadas por la crisis del sector de cajas de ahorro, a pesar de que sus cifras no hacían estrictamente exigible su integración con otras, a toda costa. Ello ya es una situación posiblemente irreversible.

Partiendo de esta situación creo que éramos muchos quienes veíamos necesario potenciar el sector regional de entidades financieras no bancarias. Algo que hasta ahora no podía concebirse cómo desarrollar, porque la normativa más reciente tiende a regular el tránsito de las cajas de ahorro, tal y como lo hemos venido considerando, hacia su integración en entidades de mayor volumen y con la capitalización adecuada para el volumen de riesgos asumido.

Es decir, se habla de cómo desmontar el actual sistema de cajas de ahorro, pero no de cómo atender a las capas de la sociedad a las que las cajas de ahorros han venido prestando sus servicios: pequeñas economías personales o empresariales.

Afortunadamente, el camino parece que empieza a despejarse y podremos contar con un sector financiero regional de importancia cuantitativa y cualitativa.

Cada caja de ahorros podrá captar hasta el 35% de los depósitos en la región y tendrán que dirigir su actividad, precisamente, hacia las necesidades financieras de los clientes minoristas y de las pequeñas y medianas empresas.

El Gobierno, ya lo anunció el Ministerio de Economía hace unos días, no quiere que el sistema de cajas de ahorro desaparezca, pero sí que evolucione hacia fórmulas tradicionales y próximas al origen del sistema de cajas, que serán gobernadas por personas con experiencia profesional en el sector.

En los tiempos actuales no puede suponer ello que el crédito al que se atienda desde las cajas sea una mezcla de financiación y de beneficencia, como podía ocurrir en el siglo XIX o gran parte del XX,  sino como un catálogo de servicios financieros dirigido a aquellos colectivos que, normalmente, tienen menos interés para las entidades bancarias.

La norma estatal, en el anteproyecto de ley preparado por el Gobierno, dejará un campo amplio de regulación a las comunidades autónomas y de ese desarrollo normativo va a depender, en gran medida, la dinamización de este sector.

En regiones como Extremadura ello será un importante motor económico y acercará el servicio financiero a los clientes menos pudientes y al mundo rural que, en otro caso, quedaría en el sistema actual con unos servicios más limitados de los que recibe en la actualidad.

Desde el punto de vista técnico en el anteproyecto de ley de cajas de ahorro y fundaciones bancarias se limita el ámbito territorial de las cajas en territorio, servicios y captación de pasivo, regulando su conversión en fundaciones bancarias cuando se cumplan o incumplan, según el caso, determinados hitos económicos. Ahora bien, devolviendo a las cajas a su raíz les abre al mismo  tiempo un nicho de mercado que compartirán con las cooperativas de crédito.

Muchas preguntas se abrirán: si en Extremadura interesará fomentar que nazcan varias cajas, o agrupar a todas en una sola entidad; si tiene sentido que haya cooperativas de crédito por un lado y cajas de ahorro, por otro; si la obra social puede ser un ámbito a través del cual se fomenten actividades privadas de interés económico y social para el sector público…

Muchas posibilidades, sin duda.

Blog jurídico de Garrigues en Extremadura

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