Es incomprensible que un Ayuntamiento como el de Plasencia, carezca de un Servicio de Protocolo, que regule y organice los actos que el Ayuntamiento establezca o que la Corporación tenga que asistir en Cuerpo de Ciudad, es decir “Corporación bajo Mazas”, a los actos organizados por otras Instituciones y que no sepan quedar con el nivel y el realce necesario para la representación de la Ciudad.
La sociedad civil, la que les vota y les da las mayorías para que nos representen, comenta todo aquello que ve mal y en el mal lugar que le dejan sus representantes, legalmente constituidos, por no respetar, quizás por falta de este Servicio, que regule y organice el ceremonial correspondiente.
La capital placentina, se ha caracterizado, en su larga historia, por este respeto a las reglas de cortesía y ceremonial, que como ciudad con Fuero le han correspondido, a lo largo de más de ocho siglos desde su fundación. Ha sido en las últimas legislaturas, donde se ha podido apreciar este abandono, en cuanto al protocolo municipal. Eso sí, nuestros ediles, cuando son invitados por otras Instituciones, son los primeros en exigir, el lugar preeminente que le corresponde por protocolo.
Sin embargo, su falta de cortesía, más bien de respeto al ciudadano se verifica en el vestir de nuestros políticos. Un ejemplo nos servirá para ilustrar nuestro aserto: es incomprensible, que el Regidor, reciba en vaqueros en su despacho oficial de la Alcaldía, es decir en tejanos para ser más preciso, a sus representados y a los demás ciudadanos y/o empresarios, que tengan que transmitirle o presentarle sus proyectos o sugerencias.
Pero esa falta de respeto para con ellos, cambia cuando tiene que recibir a otros representantes del Gobierno Central o él, tiene que visitar fuera de la ciudad, por obligaciones de su cargo.
Por qué este cambio, si el respeto y la cortesía tiene que ser igual, pues en ambos casos está representando a su Ciudad.
Este protocolo, digamos interno o de urbanidad, no es solo lo que quiero tratar en esta singladura, sino el externo, el que corresponde a la Corporación bajo Mazas (símbolo de ciudad con Fuero), cuando asiste a actos invitados por otras instituciones y que se traslada en procesión cívica, desde el Palacio Municipal, hasta el lugar institucional de la celebración. Es en este caso, cuando se ha notado el olvido y que tradicionalmente se hacía, la campana de la torre consistorial , Mayorga, tocaba durante la ida y regreso.
Actualmente y no sabemos por qué, se ha roto la tradición y la campana ciudadana está silenciada. También la Corporación en su regreso, rompe la procesión cívica, en un punto del itinerario, para entrar en una cafetería del recorrido; no me dirán que no es gracioso. Lo nunca visto. Sin más comentarios.
Si existiese este Servicio de Protocolo, les haría un guión del ceremonial para ida y regreso, al consistorio, incluida en la procesión cívica la Banda Municipal de Música y el Pendón de la ciudad.
También coordinaría con el protocolo de la otra Institución, el lugar destacado que debe ocupar nuestro Regidor y cambiaría su posición de lateral a la de frente, me refiero a las ceremonias celebradas en la Catedral. Manteniendo a los maceros de pié, en señal de respeto y señalando el lugar preferente que ocupa el Regidor de la ciudad. El resto de la Corporación, donde están. La Policía Municipal de gran gala y realizando una escolta de honor a la Corporación, pasarían a ocupar un lugar destacado junto a las escaleras del presbiterio, de pié en señal de respeto.
De la misma forma, se coordinaría con el responsable de protocolo de las otras Instituciones, la asistencia del Regidor y/o corporación municipal, todos aquellos aspectos del ceremonial para conocer el lugar que le corresponde y el formalismo establecido siempre con la flexibilidad que conlleva todo protocolo.
Con todo ello, la capital placentina, ganaría en imagen corporativa, evitaría al Regidor y ediles improvisaciones y cambios de última hora que deterioran la imagen no solo del Regidor y Corporación sino de la propia urbe.
Todas estas normas, bajo la tutela del responsable de protocolo correspondiente, evitarían problemas corporativos, con las otras instituciones y malestar entre los invitados por no respetar las formalidades.
La capital placentina, con tradición, Fueros, proyección histórica y una población de más de 50.000 habitantes de hecho, bien se lo merece. Y lo más importante de todo es que no supone costo alguno, cosa importante en la actual crisis. Un funcionario municipal, podía desempeñar esta importante función. Y si no, uno del personal de confianza existente que cumpliera esta doble función.
La sociedad civil, les dio la mayoría del Gobierno Municipal, entre otras cosas, para mantener las tradiciones, de esta ciudad ocho veces centenaria, y diferenciarse del Gobierno anterior.