REGENERACIÓN POLÍTICA (I). PARTIDOS EMERGENTES CON PRINCIPIOS Y VALORES.
Iniciamos esta singladura que nos llevará por distintas áreas marítimas y con una derrota más larga que las habituales, que serán reflejadas en varios Blogs, conscientes de que en los próximos meses tendremos Elecciones municipales, autonómicas y generales. Por ello, con el mismo título de “REGENERACIÓN POLÍTICA”, publicaremos una serie de singladuras que este bloguero considera importante y necesario, como tema de reflexión de cara a los ciudadanos y a los Partidos emergentes que se presenten, para advertirles que al electorado no se le puede engañar más. Decía Lord Acton en 1887 “El poder absoluto corrompe absolutamente”.
Esto es lo que ha ocurrido en estos 38 años que lleva la Democracia instaurada en nuestra Patria.
Intento con ello, no sé si lo conseguiré, que el electorado sea más reflexivo y exigente con los programas de los partidos y sus promesas electorales, proclamados en el calor del mitin y para consumo interno. Que sepan diferenciar convicciones, principios y valores, de intereses partidistas; carrera política y aritmética electoral; es decir, que sean más analíticos y críticos. De esta manera se obligará a los Partidos a presentar un programa coherente para que el electorado sepa valorarlo. Valga de ejemplo el adagio atribuido a Tácito: “Cuantas más leyes tiene un Estado, más corrupto es”. ¿Les suena y les recuerda algo esta sentencia?
¿Creen que en la actualidad el principio de legalidad se está cumpliendo?. ¿Consideran, de verdad, que existe acatamiento del poder político al imperio de la Ley?. ¿Creen que el Tribunal Supremo y el Constitucional son realmente independientes?. ¿Se puede pensar, a estas alturas de recorrido democrático de nuestra Nación y finalizando una legislatura con gobierno del PP, que las Cortes Generales controlan al gobierno?. ¿Existe auténtica independencia Judicial?.
De verdad creen que todo esto existe en nuestra Democracia, observando que ni los partidos políticos en su organización interna practican?. Ya ven al propio PP designando a dedo a sus candidatos.
Los ciudadanos, que no súbditos, queremos participar en los asuntos públicos de manera mucho más activa y más directa; no limitarnos a votar cada cuatro años a unos partidos que nos presentan además unas listas cerradas, generalmente compuestas por dóciles adoctrinadas personalidades, y elaboradas por sus cúpulas dirigentes. Esto no es Democracia real. Un ciudadano inquieto que no busque un cargo público, sino un campo de actividad política para sus proyectos e ideas, no tiene cabida en estos Partidos que solo quieren mantenerse en el poder, crear su casta política y, a lo sumo, compartirlo con otro para mantener el status bipartidista. Ahora tú, mañana yo.
Mediante este bipartidismo hemos conseguido que uno de ellos, el Partido Popular, sea un partido ideológicamente acorralado y supeditado a la cultura de la izquierda española. Es decir, acomplejado y sin personalidad. El ejemplo lo tenemos en la actual legislatura que no ha cumplido nada de lo que llevaba en su programa; solo le ha importado la economía; de la acción política, ni hablar. Ahí está la Ley Aido(aborto), independencia del Poder Judicial, separatismo, terrorismo (excarcelando presos etarras, Bolinaga), no ejecutando sentencias del Tribunal Supremo en Cataluña,la Enseñanza dividida en 17 planes, 17 tarjetas sanitarias incompatibles entre autonomías, alarmante corrupción política, etc. etc. Continuismo de la política Zapatero.
Así es imposible conseguir una eficaz regeneración política, superar nuestro endeudamiento y poner en orden el déficit público. Porque solo a costa de subir y subir impuestos a los españoles, nos convertimos en un Estado totalitario, dictatorial, que solo piensa en gasto público para beneficio de los que mandan. En esta legislatura solo se han apretado el cinturón los ciudadanos, los políticos, en absoluto.
Los ciudadanos tenemos una percepción, muy generalizada, de que a esta crisis económica nos han conducido los distintos gobiernos de las últimas legislaturas, por la mala gestión de las cuentas públicas y por el despilfarro en el que han incurrido, durante décadas, nuestras Administraciones.
La confianza del ciudadano en el político se ha perdido, se desconfía, enormemente, del representante público; por tanto el sistema democrático se encuentra gravemente enfermo, y ello hace que una gran mayoría de españoles pensemos que los que se dedican a la política y ocupan un cargo público lo hacen para enriquecerse, o expresado con crudeza, para robar. Ejemplos los tenemos hasta la saciedad.
El ciudadano quiere una Democracia que para gobernar la Nación, Comunidad autónoma o Ayuntamiento, no solo se ganen las elecciones, sino también que los gobernantes tengan autoridad moral, honradez y transparencia para ejercer ese gobierno y para que el ciudadano se sienta, como mínimo, satisfecho, correspondido y conforme con esa confianza y potestad depositada en el político.