La ciudadanía ejerce su derecho al voto en las elecciones y en ellas, se elige a los políticos que por su programa o por su ideología, confía, podrá resolver y gestionar los problemas que tienen los ciudadanos; de una manera eficiente y con ello contribuir a una mejora sustancial de su ciudad.
Hasta aquí, teoría política y creencia que a los políticos que les hemos dado la confianza van a cumplir.
Se sientan en el sillón municipal y se olvidan de que son servidores públicos, puestos por los ciudadanos para gestionar nuestra ciudad en los cuatro años de legislatura que permite nuestra legislación.
Además, cuando la confianza dada, llega con mayoría absoluta; un aura de prepotencia y mala educación les envuelve llegando a menospreciar aquellas denuncias, propuestas, argumentos o sofismas, que la ciudadanía de manera particular o articulada en asociaciones, les hacen llegar para una mejora de la convivencia ciudadana o la resolución de algún problema de servicios públicos que deben atender y que por dejadez o pasotismo, hacen que sean ineficaces los servicios municipales denunciados.
En este punto, nos encontramos a unos políticos, que por poseer la mayoría absoluta en un gobierno municipal, se creen superiores al bien y al mal. Si la iniciativa es suya se acepta “elefante como animal de compañía”, pero si la iniciativa proviene de la sociedad civil, estructurada en asociaciones de distintos ámbitos, bien sean de vecinos, deportivas o c realidad, machacona,ulturales, esas propuestas, denuncias e iniciativas, no proceden, porque el equipo de gobierno, es decir,” yo”, lo está estudiando.
Cuantas veces hemos oído, tanto al alcalde de la Capital placentina como algunos concejales de Áreas municipales, muy conocidos por los ciudadanos, repetir que ese asunto de que ya lo están estudiando.
Luego, la realidad machacona, nos lleva a lo contrario. Solo salen al paso ante los medios para calmar la demanda ciudadana y acto seguido olvidarse.
La ciudadanía, les ha dado la confianza en esta legislatura, para gestionar bien, ser eficientes, escuchar al ciudadano, confiar en las asociaciones y hacer lo propio para que la ciudad funcione en todo y si cabe aún, mejore.
Esta singladura, nos lleva para poner en conocimiento, mejor dicho a reiterar porque ya lo conocen y ha sido denunciado, etc.etc..,. Pero como “viene de quien viene” y me “ fastidia que me lo denuncien” y porque es un servicio que tengo que resolver, pero bajo mi iniciativa, pues no hago nada hasta que yo lo considere y así el acierto es mío; aunque la ciudad se perjudique.
Para esto, no les votamos, señores de la casta política, sino que estaremos pensando en botarles, en cuanto se convoquen nuevas elecciones.
La sociedad civil, cada vez está siendo más analítica, a la hora de dar la confianza, a esta partitocracia que nos ha llevado la casta política; la misma que nos ha llevado a esta crisis de valores, financiera, de confianza y de engaño tras engaño.
Creo que se ha entendido lo expuesto, debemos reflexionar sobre ello y sobre todo, a ser críticos con el poder, que están acostumbrados a no ser criticados. Llevan mal la crítica aunque sea constructiva. Así es la Democracia. Palabra, que les llena la boca al pronunciarla, pero no les gusta el ejecutarla.
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