El servicio militar obligatorio siempre ha sido polémico. Los que más lo criticaban indicaban que era una pérdida de tiempo, que les afectaba negativamente en su vida y en su trabajo. Para otros suponía una posibilidad de cambio favorable en su vida: salir de su pueblo, sacarse el carné de conducir, relacionarse con gente que venía de otros lugares… Según datos del Ministerio de Defensa, entre 1940 y 1986, un millón de jóvenes aprendieron a leer y a escribir en los cuarteles; medio millón completaron la enseñanza primaria, y 900.000 aprendieron un oficio en los cursos de Formación Profesional.
Entre 1940 y 1975 lograron el carné de conducir para vehículos ligeros 400.000 soldados, y 200.000 obtuvieron el carné para vehículos pesados. En ese tiempo se formaron 100.000 mecánicos de coches y 25.000 se especializaron en electricidad y electrónica.
Lo que es indudable es que la gran mayoría de los que estuvieron en la mili, hicieron amistades que no han olvidado con el paso del tiempo.