De casualidad, me he encontrado con ésta página y no sabéis la alegría que me ha dado recordar los buenos tiempos que pasé en ‘la mili’.
Soy José Luis Molero del reemplazo 79/3º. Estuve de recluta en la 2ª Compañía del Cuartel Infanta Isabel de Cáceres, y el resto de la ‘mili’ la pasé de cabo gastador, también en el Cuartel.
Por mi condición de cabo gastador (je, je… que nombre), me tocó ‘lidiar’ tanto con la mona Susi, como con el carnero ‘Falcon’ (por Falconeti, creo que de la serie ‘Hombre rico, hombre pobre’).
Pues bien, os diré que la Mona Susi, tenía una paga asignada equivalente a la de un cabo. En la oficina de Gastadores teníamos una carpeta en la que rezaba ‘Albaranes de la Mona SUSI’, en la que se archivaban las facturas, albaranes o tickets que gastábamos en el Economato que había en el Cuartel, y que consistían principalmente en yogures, fruta y algunos frutos secos, que la Susi devoraba en tiempo récord.
En cuanto al carnero -Falcon- (que no tenía paga asignada), tenía una dieta más austera, se trataba de pan duro y la hierba que comía cuando lo paseaba por el cuartel .
Recuerdo que en uno de esos paseos, mientras que yo esperaba a que comiera la hierba de alrededor de uno de los árboles junto a la 2ª, el carnero salió de estampida hacia la explanada donde estaba el barracón de la VM (Vigilancia Militar). Salí corriendo tras él, al tiempo que lo llamaba, sin que el carnero hiciera intención de parar. En mi carrera me di cuenta, de que iba derecho hacia Cerro, un soldado altísimo destinado en las oficinas de Batallón y que unos días antes, cuando yo iba a llevarle agua al carnero, le vi que ‘puteaba’ a Falco dándole con la culata del mosquetón en la cornamenta, porque decía que le “trompaba” cuando iba a subir a la garita de Intendencia (creo que la llamábamos así, a la que estaba a continuación del Economato y del Juzgado Militar). Así que como relataba, en mi carrera tras el carnero y viendo que no se paraba, comencé a llamar a Cerro que estaba de espaldas al carnero y al oírme y volverse, empezó a correr como un desesperado a refugiarse en las oficinas del Batallón…. Había que ver a Cerro (casi dos metros de altura, jugaba en el Cáceres de Baloncesto) con esas piernas larguísimas, agarrado a los cargadores de munición de las trinchas (estaba de reten o de guardia) y a Falcon detrás para vengarse de las tropelías de Cerro. INOLVIDABLE… todos los que estaba por el patio lo recordarán con una sonrisa.
En cuanto a la Susi, (mona de Gibraltar que un teniente se trajo al Cuartel), tenía sus dependencias junto al Cuerpo de Guardia, en la sala de la caldera, que como en Cáceres hace tanto frío en invierno, allí se encontraba a las mil maravillas.
Una de esas noches de invierno, un soldado que se ocupaba de mantener viva la caldera aprovisionándola de leña, y que se había pasado de ‘calimocho’, en una de las veces que entró a la sala de calderas, se ve que jugando o puteando a la mona, recibió de ésta un mordisco o una intentona de mordisco… El soldado le dio una torta… o eso se dijo, y la Susi fue a parar al interior de la caldera. Se puso a dar saltos en el enrejillado donde se echaba la leña, y aunque salió de allí, se le quemaron las patas traseras. (Me tocó durante meses curarla a diario, cambiarle el vendaje y darle unas cremas que me facilitaban en el Botiquín del Cuartel). Cuando cicatrizaron las heridas, intenté que volviera a desfilar subida a Falcon, pero, era imposible, puesto que al carecer de dedos en las patas traseras, no podía agarrarse y se caía a la pista. Ese fue el final de su ‘carrera’.
Poco después el carnero, en un ensayo de Jura, se salió de la formación (su puesto era ir detrás de mí en el desfile), y se dirigió flechado al Brigada Hormigo, que era el director de la Banda de Música que formaba junto al Palco de Autoridades. Le dio tal topetazo en una pierna, que estuvo de baja un montón de tiempo. Tras ese incidente no volvió a desfilar (el carnero) y al poco, lo llevaron al Campamento, junto a un rebaño de ovejas que un soldado cuidaba.
Un par de meses después, tras un ensayo de Jura, me fui a interesarme por el carnero y le pregunté al soldado, que dónde estaba Falcon, a lo que me dijo: “Miraló. Allí lo tienes en medio de aquellas ovejas”… No lo conocía. Estaba delgadísimo. Lo llamé y vino al instante, le pregunté al soldado porque razón tenía un aspecto tan escuálido y demacrado, a lo que me contestó, que no paraba de ‘montar’ ovejas y estaba sacando lo atrasado, que era un semental de primera y no había oveja que se le resistiera… ja, ja, ja ¡¡¡Qué pillo!!!! Fue la última vez que lo vi.