Cerca del Campamento Santa Ana se encuentran las minas de fosforita de Aldea Moret. Minas abandonadas cuyas galerías se inundaron con las aguas subterráneas. Algunas entradas de las minas tenían viejas escaleras de metal por las que llegar a lagos de agua transparente. Había gente que en verano se bañaba en estos lagos artificiales. Eran lugares hermosos, pero llenos de peligro.
La tarde del viernes 17 de febrero de 1984, dos días antes de su jura de bandera, pasearon por la zona de las minas abandonadas tres reclutas. Al ver la entrada de la mina de La Esmeralda preguntaron a gente que paseaba por allí si se podía entrar. Les dijeron que sí, pero que había que tener cuidado. Los tres bajaron por la escalera oxidada adosada a un lateral de la empinada galería que tenía 100 metros de profundidad. Uno de los peldaños se rompió y se precipitó al vacío el recluta voluntario Francisco Isidro Ruiz, de 17 años, natural de Madrid. Francisco se golpeó la cabeza en las paredes de la mina antes de caer al lago en donde murió ahogado.
Sus compañeros pidieron ayuda. Llegaron al lugar miembros del cuerpo de bomberos de Cáceres, agentes de la policía local que dirigía César García, miembros de Cruz Roja, de la Asociación DYA. Inspeccionaron el lago subterráneo, de mil metros cuadrados de superficie, ayudados con un bote neumático, alumbrando el agua cristalina potentes focos. No tuvieron éxito.
Al día siguiente, vinieron buceadores de la Guardia Civil llegados de Madrid. Desde primeras horas de la mañana estaba en la zona el padre de Francisco visiblemente dolorido, viendo la operación de rescate del cuerpo de su hijo. Los hombres rana encontraron el cuerpo a 25 metros de profundidad, a las dos de la tarde. Subieron el cadáver del muchacho hasta la entrada de la mina en donde uno de los capellanes del CIR rezó un breve responso antes de que el juez ordenara trasladar el cadáver al cementerio para que se le realizara la autopsia. Uno de los civiles que participaron activamente en el rescate del cuerpo del recluta fue el cacereño Julián Amaral Jimeno, aficionado a la espeleología que entonces tenía 21 años.
Los accidentes de tráfico que a nivel nacional este año provocaron muchos dramas, también dejaron su huella en el CIR cacereño. El 3 de mayo de 1984 se publicaba la noticia de la muerte de Agustín García Fabián, de 20 años. Un camión colisionó con el ciclomotor que conducía, a las siete y media de la mañana, en el kilómetro 217 de la carretera nacional 630, en un tramo recto.
Quién salió con vida de otro accidente de tráfico, aunque con heridas de gravedad, fue José Luis Pastor Morata, que protagonizó una curiosa imagen en la jura de bandera del mes de agosto de 1984, ya que besó la bandera desde una camilla que sostenían varios soldados. José Luis pertenecía a las milicias universitarias, que desde 1972 a 1992 fueron conocidas con las siglas IMEC (Instrucción Militar Escala de Complemento), en donde los universitarios podían cumplir el servicio militar como oficiales (alférez) o suboficiales (sargento).
Para terminar de una manera más alegre este artículo, publicamos el siguiente comentario de un recluta de 1984 que hemos visto en el blog Historias de El Pardo: “La leche, a mis 47 tacos me están entrando unas ganas increíbles de volver a la mili. Estuve en Santa Ana en el sexto o séptimo reemplazo, no recuerdo. Llegué en octubre del 84, eso seguro. Estuve en la 11ª o la 7ª Compañía (perdonar, pero no recuerdo muy bien), con muchos compañeros de Cuenca y Ciudad Real que iban como voluntarios de Cruz Roja. Tenía el número 217 y soy de Tomelloso. Recuerdo con deleite los platos combinados de la pollería y aquellos tercios de hermano Mahou, los tradicionales, ¡qué ricos! Que buenos ratos. Los escaqueos de la gimnasia escondiéndome en los servicios del batallón, el Manolito de la entrada… Un poco menos añoro la mierda de instrucción y los bocatas peíos que nos daban a media mañana; pero no me puedo quejar. Saludos y ojalá contacte con alguien“. El comentario lo firma José Ángel.
En la sección ‘Tus testimonios’ de este blog, se encuentran los recuerdos y fotografías de 1984 del sargento Niebla.