El 18 de octubre de 1992 se daba la noticia de que por primera vez un Centro de Instrucción de Reclutas (CIR) tenía una bandera propia, y ese CIR era el de Cáceres. El día anterior tuvo lugar en el Campamento Santa Ana el acto de entrega de la bandera, que fue un regalo del Ayuntamiento de Cáceres “como reconocimiento al Ejército por la presencia del CIR en la ciudad“, según se aseguró. María del Carmen Rodríguez Zamora, esposa del alcalde de Cáceres, Carlos Sánchez Polo, fue la madrina del acto. Ella fue quien dio la enseña al coronel jefe del CIR, Jesús Ortega Gascón. El acto se realizó antes de la jura de bandera en la que participaron 1.507 reclutas.
Unas semanas antes de este acto, el coronel jefe del CIR, Jesús Ortego Gascón, tomó posesión del cargo de gobernador militar de la provincia de Cáceres. Este puesto había quedado libre al dejarlo el coronel de Infantería Antonino Antequera Congregado, que había pasado a la reserva.
El 2 de septiembre de 1992 volvía a asesinar ETA, y está vez su víctima era una persona vinculada con Cáceres. El coronel del Ejército de Tierra Antonio Heredero Gil murió en Salamanca al explosionar una bomba-lapa adosada en los bajos de su coche. De 55 años, pertenecía al cuerpo de Caballería del Estado Mayor del Ejército de Tierra. Natural de Calatayud (Zaragoza) estaba casado y tenía tres hijos. Llevaba más de veinte años residiendo en Salamanca. Estaba destinado en el Patronato de Huérfanos del Ejército, en el cuartel de Caballería Julián Sánchez El Charro. Antonio Heredero Gil fue la primera víctima mortal que ETA provocaba con un atentado en Castilla y León.
A lo largo de su carrera militar el coronel Antonio Heredero había estado destinado en el CIR de Cáceres. Su mujer era cacereña, Blanca Ortiz Ducase. Sus suegros era muy conocidos en Cáceres, el perito Cándido Ortiz de la Tapia y Adela Ducase.