Los amigos de lo ajeno veían en los miles de jóvenes que todos los años llegaban a Cáceres a hacer la mili (algunos de ellos aún con poca experiencia en la vida), un campo abonado en donde lanzar sus semillas y lograr una fuente de ingresos.
En este sentido llama la atención encontrar en la primera página del Diario HOY del 18 de marzo de 1994 esta noticia:
Se indicaba en esta información que la policía había detenido en Cáceres a una persona que se hacía pasar por militar de alta graduación, abordaba a reclutas que estaban de paseo por Cáceres y tras entablar animada charla con los bisoños, les aseguraba que él se encargaría de darles el destino que quisieran tras terminar el periodo de instrucción en Cáceres; aunque, claro, eso conllevaba una serie de gastos, y además de facilitarles sus nombres tendrían que darle una cantidad de dinero o dejarle por un tiempo sus tarjetas de crédito, si es que tenían.
El falso militar de alta graduación, que decía llamarse comandante Morales, actuaba (nunca mejor dicho) en el paseo de Cánovas. A las seis y media de una tarde de marzo abordó a tres reclutas, que eran más listos que lo que él pensaba, y llamaron inmediatamente a la policía local que le detuvo, comprobando que tenía documentación militar falsa. Ese marzo no fue buen mes para los timadores en Cáceres, ya que también fue detenido Antonio M. G., alías ‘el torero’ por intentar dar el timo de ‘la estampita’ a una mujer mayor vecina del barrio de Moctezuma.
Había veces que el zorro era sorprendido dentro del gallinero. El 23 de diciembre de 1994 se publicaba la noticia de un recluta que iba a ser juzgado por dedicarse a vender droga en el centro de instrucción y robar en máquinas expendedoras. Se enfrentaba a una petición de cárcel de 4 años, 7 meses y 21 días. El delincuente Francisco Julián G. D. intentó seguir con su vida alejada de las buenas costumbres vestido de caqui. El 16 de noviembre de 1993 entró en el CIR de Cáceres como recluta y aquí tenía que aprender la instrucción militar hasta el 9 de enero de 1994. Su mili fue un poco accidentada ya que le sorprendieron ofreciendo hachís a cambio de dinero a otros reclutas, y le acusaron de reventar una máquina expendedora de tabaco y otra de café que estaban dentro del recinto militar.
En el año 1994 la vida en el CIR ‘Centro’ de Cáceres seguía con buena salud, como se puede apreciar por los convenios que el Centro hacía con instituciones. Uno de estos convenios era el que mantenía con el Ayuntamiento de Cáceres, que viendo el potencial turístico de los reclutas que después de hacer la mili visitaban con su familia la ciudad, les ofrecían visitas guiadas por la Ciudad Monumental, como se aprecia en esta foto publicada en el diario HOY el 20 de marzo de 1994, en la que se ve a la técnico de Turismo Amparo Fernández enseñando la ciudad a un grupo de reclutas.
El 21 de enero de 1994 el rector de la Universidad de Extremadura, César Chaparro, y el coronel jefe del CIR, Pedro Ramírez Verdún, firmaban un convenio para que los reclutas universitarios, que eran un 60% del total, se beneficiaran de los servicios de la Universidad.
También se firmó un convenio entre los ministerios de Sanidad y Defensa que afectó a Cáceres, ya que junto con Huesca y La Rioja, era una de las tres provincias incluidas en un programa piloto, para que los jóvenes pasaran una revisión médica con su médico de cabecera antes de incorporarse a hacer el servicio militar obligatorio. La medida afectaría anualmente a 2.500 jóvenes de la provincia de Cáceres. El 22 de diciembre de 1994 presentaban esta novedad, en Cáceres, el director provincial del Insalud, Felipe Canillas, y coronel jefe de Reclutamiento, Juan Mogollón.
Por otra parte, la Caja de Ahorros de Extremadura firmaba un convenio con el ministerio de Defensa, por el que la entidad financiera pagaba a Defensa 310 millones de pesetas por el cuartel de la Constancia de Plasencia para que este edificio pasara a convertirse en complejo educativo. La Caja daba otros 15 millones de pesetas a Defensa, esperando que se invirtiera en hacer un museo de armas en el Gobierno Militar de Cáceres, en el Palacio de las Cigüeñas. Museo que no se hizo.