La semana pasada, quizás debido a la festividad del lunes, o tal vez reconociendo que la inmensidad de la volatilidad haría inservible cualquier comentario realizado con carácter semanal, me impidió escribir sobre lo que podía haber pasado en la semana que terminó el día 10.
Empecemos entonces por esa semana, a nivel económico los jefes europeos se pusieron de acuerdo para adoptar una serie de medidas “súper extraordinarias” al dictado de Mister Brown (este político es el que más ha entendido la crisis, no se si por su pasado de ministro de economía y gran regulador en ese cargo, o simplemente por su apellido que le familiariza con estas materias). Dichas medidas se sumaban además a las tomadas individualmente por cada uno de los gobiernos. Si esto no era suficiente, los Estados Unidos, hacían suya otra propuesta, que era algo cantado, la participación en el capital social de las entidades financieras en apuros.
A pesar de los pesares, después de todas estas ” buenas noticias”, los mercados se volvieron a caer con estrépito. Ilógico?
No, en absoluto, los mercados fueron donde tenían que ir, o quizás donde tenemos que ir. Estamos y veníamos de una situación de pánico extremo, que afectaba a los tenedores de depósitos bancarios. Lo lógico, es que ante esta situación, los fondos de inversión sufrieran fuertes demandas de liquidez, las emisiones de deuda pública no encontraran liquidez en los mercados, y los tenedores de blue clip decidieran no ser “los últimos de Filipinas”.
Todas estar personas coincidieron en el mercado esos días con el cartel de “se vende”. Pues además tenían un efecto llamada de una protección que ahora se extendía a 100.000 euros.
Quizás esto fue lo más relevante, pues la semana pasada se ha vivido un episodio más, un paso más hacia el valle tenebroso que ahora iniciamos:
La plasmación en la economía real de la crisis financiera iniciada hace un año.
Se seguirán anunciando medidas, para que la falta de liquidez de las entidades financieras no siga aumentando, con la esperanza de que muy lentamente ese pico de liquidez se traslade al tejido productivo.
Mientras tanto seguiremos viendo como la crisis se extiende a todos los sectores, veremos como esta crisis nos afecta a todos, independientemente de cual sea nuestra actividad.
Esta visión tan catastrófica tiene su contrapunto, pues además no sería yo si no buscara la parte positiva; los precios están muy, muy atractivos, y ya se han visto movimientos de posicionamiento en grandes compañías, podríamos estar muy cerca de suelos en los mercados financieros.
En cuanto a la economía, sigo esperando que se tomen medidas de carácter legislativo y fiscal. No sirve de nada el decir que vamos a vivir tiempos difíciles y no hacer nada por atenuarlos o cambiarlos. Al contrario de muchos, creo que esto es posible, es cuestión de voluntades y de focalizarse en los sectores estratégicos.
Todavía no sabemos como se la ingeniará nuestro gobierno para colocar la deuda tendiente a financiar las ayudas al sistema financiero. Tal vez sea cierto que se trabaje en una nueva amnistía fiscal, a lo mejor se lo toman en serio y revolucionan parte del sistema tributario que elimine las nuevas generaciones de economía sumergida…