Voltaire decía que “la principal función de la historia, era preveer errores futuros…”.

Algo me dice que no solo en mi instituto la filosofía era una “María”.

Esta más o menos claro que no hemos seguido los consejos del bueno de Voltaire.

Resulta, que lo novedoso, lo sorprendente de la crísis, es decir, el que sea financiera en su inicio, el que sea enorme, la más enorme, nos han impedido ver que paso a paso hemos ido avanzando hacia las mismas soluciones y logicamente hacia los mismos resultados.

Lo que nos espera, según parece, es no solo la recesión sino la deflacción, pues el llevar los tipos de manera brusca a la mínima expresión, no nos salvará, al igual que le paso a Japón.

El tamaño de esta crísis, motivado por la enorme burbuja financiera creada (derivados financieros, materias primas, energía, hipotecas…) hará que muchos se queden por el camino, quizás, los ganadores de la economía real de otras décadas.

Incluso, con las últimas “movidas” sobre Repsol, hemos visto algo que ya sucedió en la crísis de los 90, cuando los yenes vinieron  a comprar los inmuebles más emblemáticos de occidente. No debe por tanto de extrañarnos.

El año pasado nos alertábamos por la deslocalización de la producción ante la preocupante falta de competitividad. Ahora nos alertamos de que la deslocalización sea de la propiedad.

Que no sea así, pues quizás este sea el remedio más rápido para nuestra economía.

La semana que llega nos traerá dos asuntos de importancia. El martes la publicación del PIB americano (se espera un -0,5) y de hay veremos como evolucionan los tipos. Y el jueves el cierre de la ampliación del SCH, que deberá marcar un antes y un después en los mercados.

Saludos.