Pasada ya la Semana Santa, volvemos nuevamente a la gustosa tarea de citarnos en este balcón. Recordaba con mi amigo Luis  que el juego de volúmenes de estos días festivos ha jugado en esta ocasión en sentido favorable, manteniendo en unos excelentes niveles el rebote de los mercados (incrementando así el fuego de artificio que en esta ocasión se eleva a la categoría de maná).

Con todo este clima, muchas son las voces que han entonado ya el discurso de que se comienzan a ver los “brotes verdes entre los escombros”.

Debemos recordar que este término se utilizó por primera vez en la época de Margaret Thatcher, por su ministro de finanzas, y a partir de aquella previsión, la libra fué expulsada del sistema y el Reino Unido se sumergió en una de sus peores crisis económicas.

El rebote esta siendo espectacular, el de los mercados me refiero. Pues en la economía, por mucho que algunos resultados pudieran darnos a entender otra cosa, no hay rebote  y todavía quedan algunos indicadores que tendrán que tocar fondo para que la recuperación económica tenga unos fundamentos sólidos.

Tal vez son más las ganas que todos tenemos de que todo esto pase, que el verdadero inicio de un cambio de tendencia en la economía o en los mercados. 

Si analizamos los números frios,  el rebote nos ha acercado a medias de 200 últimas semanas,  pero no lo suficiente como para conseguir ese cambio de tendencia. Además esas cifras indican  un  agotamiento en la subida, con un grado de sobrecompra que terminará no reaccionando al maquillaje de los resultados trimestrales. La semana pasada, otra más en positivo,  cumplió el guión que indicamos aquí al comienzo de la subida de los mercados, s&p y dólar subiendo, petróleo y oro a la baja.

Lo normal seria que ahora retrocedieramos al menos en un tercio de la subida, y desde ese punto, confiar que el verano no sea demasiado largo para que el final del año sea como mínimo… decente.

Un abrazo.