Lo más fácil en estos momentos, hubiera sido hablar o reflexionar sobre el momento que están viviendo los mercados, de la situación límite que parece estar alcanzando nuestro país, o sobre si Grecia sale o no del Euro.
En definitiva, volver a hablar de los efectos, de las causas de una crisis que empezó siendo financiera, a la que se unió inmediatamente una crisis inmobiliaria.
Me temo que nos queda mucho tiempo para poder traer a esta ventana más reflexiones sobre los avatares de estos tiempos, pero hoy me gustaría abrir un debate sobre el origen primario.
Sí, ya sé, lo más probable es que el origen esté en el excesivo apalancamiento propiciado por el inagotable acceso al crédito y a un interés real negativo. Pero quiero ir más allá, quiero ir al origen que posiblemente condicione también el tamaño y la duración de la crisis, convirtiéndola también en sistémica, al menos en nuestro país; la educación.
Y claro, muchos dirán “…sí hombre, ahora que lo que toca es hacer recortes, viene éste con lo de cambiar el modelo educativo…”
Los datos sobre la eficacia de la educación en nuestro país, no dejan lugar a dudas. Pero si además existiera un ranking que no solo midiera conocimientos y aptitudes, sino que midiera también las actitudes, la diferencia con los países competitivamente eficientes sería mucho mayor.
Tenemos un sistema educativo que no premia el esfuerzo, es más, en algunos casos pareciera incluso que lo desprecia.
Un sistema que excluye, que separa el papel de la familia, del papel de las aulas, en lugar de integrarlos.
Sin una cultura del esfuerzo realmente ¿Pensamos que vamos a ser un país competitivo? ¿Que podemos llegar a ser un país de emprendedores? ¿Realmente pensamos que a los emprendedores que hubiera, se les van a tomar en serio?
¿Alguien le ha preguntado a los padres qué es lo que quieren que la formación le dé a sus hijos? ¿Alguien ha preguntado a los empresarios qué preparación desean encontrar en los candidatos a ocupar un puesto en sus organizaciones?
Háganlo y descubrirán que ninguna de las materias que actualmente se imparten ocupan puestos entre las siete primeras respuestas.
Por el contrario, esos puestos son ocupados por valores, actitudes, por la capacidad del trabajo en equipo, por la responsabilidad…
Nuestro sistema educativo también está cargado de burocracia, de jerarquía y prejuicios, rechazándose debates políticamente incorrectos como por ejemplo la educación diferenciada, sin entrar a valorar consideraciones técnicas.
Sin un sistema educativo competitivo, adaptado a los tiempos ¿qué evitará que nuestro modelo de negocio sea mono-producto, que la innovación deje de ser algo de lo que se habla; de que lleguemos tarde a los mercados internacionales; de que seamos incapaces de retener talento?