Nunca me ha ido lo suficiente las fiestas de cotillón de Nochevieja. Por eso suelo aprovechar el verano para formular esos objetivos para el curso venidero y que, al igual que ocurre con los formulados en Nochevieja, no se suelen cumplir.
Estas líneas son un ejemplo. La promesa era haberlas enviado hace varias semanas, pero tengo que confesar que no he hecho nada de lo que inicialmente pensé.
Dice mi amigo Ems que una de las cosas que más le ha sorprendido en su larga y fructífera vida en el mundo de los negocios, es que hay asuntos que los dejas, los dejas, y al final se arreglan solos.
Esto me ha hecho comprender que, no es que los gestores electos ( no solo patrios) al igual que yo, estén contando nubes; lo que sucede es que es pura y finísima estrategia.
Nos fuimos muy contentos con la decisión del BCE de apoyar ilimitadamente a las maltrechas deudas de los países en dificultades y relajar un poco la presión sobre los diferenciales de las mismas. Una vez más, como tantas veces hemos dicho en los últimos años, “gasolina para el fuego”.
Esta medida no soluciona nada, lo único que pretende es ganar tiempo para que las autoridades apliquen las medidas de consolidación fiscal y restricción del crédito. Medidas de severa austeridad (lamentablemente sólo a la economía privada). Medidas que están acelerando la recesión en el entorno euro.
No tenemos más que revisar los ritmos de aceleración en el descenso del PIB de nuestro país, del consumo privado, de la adquisición de bienes de equipo, de la capacidad productiva, y últimamente, de la cartera de pedidos y de la cifra neta de exportaciones que ha roto su tendencia positiva anual.
La clase política europea habla de la unión bancaria, económica y fiscal, pero sin embargo las medidas que se ponen en práctica nos llevan por el camino contrario. Grecia está abocada a la salida del euro con una intervención total que coincidirá en el camino con la peregrinación en el desierto de países como el nuestro.
No se puede buscar la convergencia en la competitividad atacando solo la contención del gasto. Ni una sola medida, ni una sola, en aras de incrementar los ingresos de la economía real. Pero como les digo, seguro que se trata de una estrategia. Si los bancos no hacen de banco…para qué? Si al final están destruyendo su empleo.
La finísima estrategia debe incluir su rescate previo. Ah¡ no, que estos son los que compraban las deudas de las comunidades, y ya saben aquello del perro y la rabia (o era lo del burro y el rabo).
La sociedad europea esta dividida entre los que no toleramos los ajustes que se nos aplican y los que no toleran tener que seguir rescatando. El apoyo del BCE era el único políticamente posible, pues no tiene que pasar los filtros de ningún parlamento. Y nada más. Se lleva acabo, porque en primer término es una solución hacia dentro de los países donantes: “mátame, pero poquito”.
Aún así, la cosa no debe estar tan mal. En nuestro país todavía hay algún inepto gestor que se permite el lujo de duplicar el reto y formular la balcanización al cuadrado para esconder su mayúscula incapacidad. Si habláramos en términos económicos, no estaríamos eligiendo términos de soberanía, secesión, o independencia. Estaríamos decidiendo entre concurso de acreedores o liquidación.