Nos dijeron que la economía española había entrado ya en la senda de la recuperación porque estaba creciendo positivamente. A finales del 2012, Emilio Botín decía que volvía el crédito y el empleo porque íbamos a crecer por encima del 1% . En 2013 decían que estábamos a la cabeza de la economía mundial, pero como siempre nos quedan las dudas. ¿Hay recuperación económica efectiva para las familias? Para responder a esta pregunta, vamos a analizar cinco factores importantes: paro, morosidad de la banca, estructuras productivas, deflación y mercado inmobiliario.¿Hay recuperación económica para las familias?
En cuanto al paro, el número de contratos está creciendo, pero no así el número de horas trabajadas con los ERES y reducciones. Más contratos menos estables y con menos horas de trabajo no es equiparable a contratos estables a jornada completa, sobre todo desde el punto de vista de la predisposición para el consumo que es lo que nos haría crecer realmente, por lo que hay más ruido, pero no más nueces. Con este sistema no se promueve la demanda interna.
La morosidad bancaria como hemos visto, ha repuntado este verano, lo que quiere decir que las familias y las empresas no son más solventes. Además, la Banca ha concedido este año 100.000 millones de euros menos en créditos, con lo que no puedo creer que mejore la situación respecto a las posibilidades de gasto de las familias. No se financia ni a familias ni a empresas, no se puede crear empleo real, y las familias están agotando sus rentas disponibles. Aunque el sistema esté empujando a las familias a endeudarse más, estas son incapaces de asumir un mayor endeudamiento porque no aumentan sus rentas.
En cuanto a las estructuras productivas, el ratio nos sitúa en niveles de 2006. Para colmo, como los Bancos siguen soltando lastre a fondos buitre de préstamos de difícil cobro y de morosos, la conclusión respecto a las inversiones es que si la Banca no da fondos para las inversiones, las empresas no crecen, no se crea empleo, y no hay demanda interna. Un bucle del que es difícil salir.
Llevo diciendo desde el verano, y en el blog se puede leer, que la deflación estaba acechando en la esquina a la economía española, y ya ha llegado a las cadenas de supermercados en noviembre, que han notado un descenso de la facturación al mismo tiempo que iban descendiendo los precios continuamente desde hace 5 meses hasta en un 2.2%. Esta bajada de precios es pan para hoy y hambre para mañana porque puede suponer desinversión y despidos si las empresas empiezan a perder dinero, y siguen sin capacidad para cubrir sus costes con la rentabilidad de sus ventas.
La fotografía el emercado potencial va a la baja, desciende la inmigración, y la capacidad de gasto de las familias se ha congelado.
En la actualidad, el 80% de las hipotecas existentes están referenciadas al Euribor, que ha bajado hasta 0,36%. El precio del dinero nunca ha estado tan bajo, y eso es bueno para los tomadores de préstamos hipotecarios. Su constante descenso ha provocado que los bolsillos hayan un notado un descenso de hasta un 40% de la carga mensual de los préstamos hipotecarios, por lo que en ese sentido somos optimistas
Los Bancos están abriendo en cierta manera el crédito hipotecario pero están aumentando los requisitos para concederlos para evitar a toda costa la morosidad, por lo que es complicado conseguir aprobar operaciones con unas tasaciones mucho más ajustadas y unos diferenciales sobre el Euríbor cada vez más elevados. Estos pueden paliarse algo en base a la vinculación que se realice con la entidad concedente del préstamo.
Pero viene el Euribor Plus que reajustará el Euríbor y cambiará todo. Aún no se sabe con seguridad cómo va a afectar a los préstamos hipotecarios.
Aunque aumenta el PIB, y es lógico porque siguen tirando las exportaciones de él, pero el gasto público, y el consumo y la inversión desplomados, hacen tarea imposible que el PIB crezca lo suficiente para acabar con el desempleo.
Como siempre, lo que no son cuentas son cuentos y como decía Santo Tomas: “ En tiempos de mudanza, templanza”. Euribor plus, nueva normativa de tasaciones, incremento de los requisitos para conceder préstamos hipotecarios… Todo ello son suficientes argumentos para que cada uno pueda contestarse a sí mismo esta pregunta:¿Hay recuperación económica para las familias?