Ha pasado la cuesta de septiembre, pero como siempre, viene la de octubre, noviembre… y así hasta que llegue la de enero. Mientras, si nos ha sobrado algo, ha llegado el momento de pensar dónde invertir nuestros ahorros para conseguir algo de rentabilidad.
Sabemos que igual que han bajado el coste de los préstamos con los tipos de interés, también han bajado los intereses que nos da el banco en los diversos productos financieros que todos conocíamos de toda la vida: las letras del tesoro, las Imposiciones a Plazo Fijo y demás.
Primero tenemos que decidir nuestro perfil de inversor. Debemos preguntarnos exactamente de cuántos recursos dispongo, y si puedo seguir disponiendo en el futuro sin que ello perjudique mi forma de vida.
También debemos fijarnos qué objetivos temporales queremos conseguir. Si es un dinero que queremos poner a trabajar para obtener una rentabilidad temporal corta porque lo vamos a destinar en unos meses a otra finalidad, por ejemplo comprar unos muebles o un coche. O si por el contrario es un ahorro a medio plazo para ir invirtiendo en los estudios universitarios de los niños, a un horizonte de cinco o seis años. O si por el contrario se trata de un ahorro destinado a asegurar esa pensión que no sabemos si vamos a cobrar en el futuro.
Tenemos que preguntarnos cuánto riesgo estoy dispuesto a asumir. Si la inversión nos va a tener haciendo cursos de internet de los que están tan de moda ahora para aprender a invertir, cuidado. Tienen que ser productos de inversión que nos dé la seguridad de que el dinero que estoy invirtiendo está relativamente seguro. Si queremos algo más de rentabilidad, deberemos hacer una cesta de fondos o productos que mezcle la segura renta fija con la más “alegre” renta variable, sabiendo que el porcentaje de renta fija tiene que ser lo suficientemente grande como para que sirva de colchón a las posibles bajadas de rentabilidad de la variable.
1.Invertiremos lo que nos sobre. La crisis ha provocado que, por término general, el 60% de nuestros ingresos vayan destinados a pagar hipoteca y alimentación sin dejar mucho espacio al ocio y los imprevistos, por lo que es importante asumir bien qué cantidades destinar a esta finalidad.
2.Hay que tener en cuenta que repartir los huevos en distintas cestas es una máxima de la inversión que puede hacernos sobrevivir a vaivenes económicos que no controlamos, ni lo pretendemos, pero que pueden afectarnos muy negativamente en nuestra rentabilidad.
3.Busca consejo profesional. No te fíes mucho de los anuncios de las Redes Sociales que te dicen que te vas a hacer rico en dos meses, porque si así fuera ya lo era el que ha puesto el anuncio, así que desconfía.
4.No inviertas en productos que no conozcas o que sepas de antemano que no están controlados ni legislados. Todos hemos oído hablar de las monedas virtuales, y leído leyendas urbanas de cómo se ha hecho multimillonario alguien gestionándolas. No te fíes, no inviertas en nada que no entiendas cómo funciona. Y este tipo de monedas no entiende su funcionamiento ni los que las hacen funcionar.
5. Tómate tu tiempo y compara alternativas, ayúdate de profesionales, destina lo que te sobre, ajusta los plazos, y compara bien comisiones y tarifas. Y sobre todo, recuerda que invertir los ahorros es cosa seria, y lo que no son cuentas, son cuentos.