Vamos con algo de retraso, pero suele ser habitual, antes que comience la edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, que cada uno eche un vistazo a la programación para escoger qué montaje ver con su familia, pareja o amigos durante el verano extremeño. La mayoría, a no ser que lo compre por Oferplan o le toque algún sorteo, no suele ir a todas las obras. Ya no es una cuestión económica, sino de gustos. El espectador habitual del certamen, mayoritario por cierto, que repite año tras año como una tradición, cada vez es más exigente a la hora de decantarse por un espectáculo en concreto. Mira su ficha técnica, artística y las fechas, para que no les coincida con su escapada a Isla Cristina…
Esta entrada no pretende predisponer a nadie, ni por supuesto, expresar la última razón. No hay verdades absolutas en esta vida, y menos las referidas al arte. Cada uno tiene una motivación. Y quien las escribe, por suerte, disfruta de todas las obras de la edición. Haremos un repaso desde las obras más clásicas, llamémoslas tradicionales, a las que aportan un punto más de vanguardia…si realmente existe, porque en el arte teatral está ya casi todo inventado. Y muchas cosas que se presentan como vanguardia, ya las hemos visto hace lustros, por lo tanto no son caducas, pero sí manidas. Las fórmulas para los químicos…Aquí sólo va la opinión de un niño que disfruta con el Teatro como a quien le compran el último Geiperman…(Siempre he sido muy vintage):
1.- La ORESTIADA
A quien le guste la fórmula ‘clásica’ de representación en nuestro Festival que no se pierda este montaje del incombustible José Carlos Plaza, que ha regalado para el público de las caveas emeritenses noches para la historia. Hécuba, Medea, incluso la propia Orestiada en 1.990. Plaza conoce el espacio, conoce al público y conoce las exigencias de los más ‘clásicos’. Su teatro es el juego del auto conocimiento. Trabaja en exceso el proceso en el que el actor interioriza un personaje hasta que no puede desprenderse de él ni para comprar una baguette. Las declamaciones de sus actores y actrices son ‘las de toda la vida’. El montaje está cargado de intensidad dramática. Y conjuga, una vez más, la veteranía escénica con los nuevos valores. Valores que habrá que descubrir…Ya sabemos que el Teatro Romano puede tragarse a más de uno, la historia así nos lo ha demostrado. Su intensidad puede jugar malas pasadas al espectador que espera una obra corta y ágil. Los montajes de Plaza son para no despistarse, y rara vez su duración baja de las dos horas de teatro del denso. Siempre destaca por buenas escenografías, buen aprovechamiento del espacio escénico y un cuidado trabajo de iluminación y vestuario. Pero algunos montajes suyos vistos en la arena del Teatro Romano ha adolecido de ritmo y han sobrepasado la intensidad.
2.-CALÍGULA
Sobre el papel se presenta como una de las propuestas más interesantes. Contar con el Teatre Romea y el Festival Grec es un aval de confianza. La calidad de sus montajes está más que demostrada. Pero la clave de este espectáculo es su director, Mario Gas. Su fuerte carácter, tanto dentro como fuera de la escena, han provocado que los emeritenses disfrutemos de obras para el recuerdo. Nunca deja indiferente, ni como actor ni como director, y esto es un lujo en el actual arte de usar y tirar. Sus obras no podrían exponerse en ARCO, porque sus cargas dramáticas sobrepasan la piel, te llegan. Y Gas siempre se rodea de excelentes profesionales que dan un giro constante a las tendencias teatrales de este país. Paco Azorín retuerce las escenografías para ser un adelantado de nuestros tiempos y expresar con elementos escénicos cada uno de los motivos por los que las obras de Gas son para recordar. El texto es de Albert Camus, otro aval más para que a quien le guste el teatro actual, pero con un texto clásico, no se pierda este montaje.
3.- TROYANAS
La obra dramática que más expectativas ha levantado entre la crítica y el público. No me extrañaría que el montaje protagonizado por Aitana Sánchez Gijón se estrene el próximo 19 de julio con todas las entradas agotadas para sus cinco sesiones. Estamos hablando, no obstante, de uno de los montajes con el cuadro artístico y técnico más potente del certamen. Carmen Portaceli es una directora reconocida que se ha arropado para esta ocasión de profesionales premiados de primer nivel. Casandra, Helena, Andrómaca, Hécuba, Políxena, Clitemnestra, Ifigenia, Hermione… una historia de sobra conocida por los espectadores de Mérida, pero que cuenta con un cartel de lujo como Alba Flores o Ernesto Alterio. Portaceli y Cimarro saben mucho de este negocio, y para protagonizar el drama por antonomasia de la edición, han escogido a dos actores que han dado noches históricas para el Festival. Eso es un vala de éxito, otra cosa es que nos termine por convencer…pero ingredientes tiene, y de sobra.
4.-SÉNECA
La corrupción, el agotamiento personal, las ambiciones…la Séneca que escribió Antonio Gala y que ha versionado para Mérida Emilio Hernández es un arma de doble filo. Por un lado, se presenta interesante descubrir como espectador a este personaje que puso en pie Gala hace 30 años, pero que se ha actualizado. También lo apoya que detrás esté el Centro Dramático Nacional. Pero puede adolecer de intensidad. Esa que en las noches de verano emeritense provocan a quien se sienta en los cojines que desconecten. De la medida en la que gestione su director la transmisión de esa intensidad al público podremos decir si Séneca se corona en Mérida o no. Ver un montaje del CDN ya es un lujo, verlo llegar a Mérida una oportunidad para revisar en qué han convertido la obra que ya escribiera Gala hace 3 décadas…está por ver y comprobar si el montaje ya estrenado se corona en la capital extremeña.
4.- LA BELLA HELENA
Llega el musical al Festival de Teatro, en esta edición claro, porque tras Hércules, parece ya imprescindible programar un espectáculo “para toda la familia”. ¿Esto quiere decir que nos entretendrá pero no pasará a nuestro recuerdo?… Bueno, eso decíamos de las comedias clásicas hasta que llegó ‘Los Gemelos’ para darnos una bofetada artística a todos los que pensábamos de esta manera. Aún así, el cartel, la producción, la elección del casting, incluso los adaptadores (Entre ellos Miguel Murillo), están pensados para agradar al gran público. Un musical es costoso, por eso no se producen muchos más allá de la Gran Vía de Madrid. Verlo en Mérida, y con un elenco tan amplio, puede ser la oportunidad perfecta para que los pequeños de la casa vivan el Festival junto a sus padres, madres y abuelos…Lo que opine la crítica tras el estreno será harina de otro costal.
5.- LA COMEDIA DE LAS MENTIRAS
Esta obra funciona. Es la frase que todos dijimos cuando presentaron la programación de la 63 edición. Llega la comedia al certamen de la mano de un experto en ella: Pepón Nieto, quien nos diera noches gloriosas con su Eunuco ediciones atrás. Y además, la programan 10 días…huele a lleno total. Y además (y ya van dos ‘además’) el productor ejecutivo (el de los billetes) es Jesús Cimarro…pues parece que la apuesta es a caballo ganador. Las comedias siempre triunfan entre el público emeritense, otra cuestión es que hagan reír…qué paradoja. Porque en el Festival hemos visto de todo al respecto. Con las comedias me ocurre lo que con la comida mejicana…sabes que pica, pero no si te va a gustar su picor. Aunque lo que es innegable que su atractivo, con Pepón Nieto, Paco Tous o Canco Rodríguez al frente es grande. Cimarro ha sabido escoger actores y actrices reconocibles por el gran público gracias a la televisión y conjugarlos en torno a una versión de Pep Anton Gómez y Sergi Pomermayer, a partir de la obra de Plauto. Una mezcla entre Sueño de una Noche de Verano, incluso con ingredientes de Los Gemelos…este montaje de líos, amores no correspondidos y encuentros a escondidas tiene todos los ingredientes para reventar la taquilla.
6.-VIRIATO
Que vuelva ‘Verbo Producciones‘ es que vuelva ya un clásico. Cimarro confía en quien ha sido la ‘voz en off’ del Teatro Romano en los últimos años para cerrar edición una vez más. Y sus éxitos le avalan: Los Gemelos y El Cerco de Numancia. Es cierto que el montaje extremeño se ha convertido por méritos propios en uno de los montajes más esperados por el público castizo que acude fiel al Festival cada año. Y también es cierto que no suele defraudar. Y para que no me tachen de ‘pelota’ expondré los riesgos que asume Fernando Ramos al protagonizar y producir este montaje de cierre. En primer lugar creo que hemos sido muy excesivos en remarcar cada año que las compañías extremeñas saben “llenar” la boca del Teatro Romano de Mérida…pero esto se ha convertido en un peligro, porque cada vez de forma más frecuente, llenan en exceso de elementos, figurantes y coro cada rincón del espacio escénico, provocando que el espectador se despiste de lo esencial. Menos es más…pues casi siempre. Ver ‘Viriato’ es disfrutar de la pluma literaria de Florián Recio, uno de nuestros genios actuales. De la locura sentimental que aporta a cada montaje Paco Carrillo en la dirección y de un elenco, que aunque la obra no nos llegue a convencer, son verdad hecha artistas: Ana García, Pedro Montero o la excelsa Paca Velardíez.
Mi recomendación final es que cuando terminéis de leer esta entrada en el blog no os perdáis ninguno de los montajes, sí…porque es muy satisfactorio poder escribirme y decirme: “Paco te has equivocado ….” ¿Será para bien o para mal…disfrutemos del privilegio que tenemos cada verano…las conclusiones llegarán después…esto sólo son palabras de un principiante que ama el Festival… ¿Acertaré?