Un año más, y como marca la tradición de este blog, os propongo una guía para vivir la 63 edición del Festival Internacional. Y conseguir que lo disfrutes con los cinco sentidos. El primer espectáculo en llegar es ‘La Orestiada’ de José Carlos Plaza, y con Amaia Salamanca y Ricardo Gómez como reclamo para el gran público. Aún nos quedan muchas noches por vivir. Por ello, me atrevo a realizarles y proponerles una sencilla guía para que disfruten del Festival desde que aparquen en Mérida, hasta que vuelvan a sus casas:
1.- Tapear. Intenten llegar a la zona del Museo Nacional de Arte Romano sobre las 21:00 horas. ¿El objetivo? Conseguir una mesa en las terrazas de José Ramón Mélida y aledaños. Le recomiendo probar las tostas de jamón ibérico, torta del Casar y morcilla de Guadalupe. Regadas por buenos vinos extremeños. Para los cerveceros pregunten si tienen cervezas artesanas extremeñas. En los últimos meses se han abierto nuevos establecimientos en la zona del Teatro, pero también por todo el centro de la ciudad. Tener una previsión horaria para comer puede ayudarnos a “digerir” mejor el montaje. Para los que no quieran cenar, cada Jueves de julio y agosto, el Museo Nacional de Arte Romano abre sus puertas de forma gratuita antes de cada espectáculo.
2.- Entrada al recinto. Yo recomiendo entrar al recinto sobre las 22:30 horas. Unos 15 minutos antes de las representaciones. De esta manera podrán recorrer tranquilamente el complicado empedrado de acceso. Aunque el Consorcio, dentro de su plan de accesibilidad, ha creado nuevas rampas, eliminando escaleras. Pero en el entorno de las caveas las piedras siguen protagonizando el recorrido, que puede complicarse, sobre todo si llevan zapatos de tacón. Disfrutar del entorno monumental y empezar a sentir el Festival y su noche. El romanticismo del empedrado nunca se pierde.
3.-Descubrir. Una vez ubicado en nuestra localidad. (No se lleven cojines que, excepto en gallinero (cavea media), todas las localidades tienen su cojín ya incorporado) Es importante mirar el monumento, disfrutar de él bajo la noche emeritense. Además, muy recomendable en esos minutos de abstracción, leer el ‘libreto’ de la obra en cuestión. Nos ayudará a comprender mejor el desarrollo de la historia y conocer su cuadro técnico y artístico.
4.-La obra. Si una obra tiene demasiada intensidad dramática, hay muchas posibilidades de que nos despistemos con las columnas o con las estrellas del cielo de Mérida. Y esto nos puede provocar una desconexión total del montaje. Céntrese en la historia, como si a su alrededor no estuvieran miles de personas. Es difícil, pero posible.
5.- El después. Tras los prolongados aplausos del público emeritense, famoso por ser abundante en sus elogios y palmas. Le recomiendo que se acerque a la terraza ubicada justo encima de los camerinos. Desde allí, y con un mojito o refresco, contemplarán la espalda de Teatro Romano, sinuosa, provocándonos. En dicha terraza es habitual compartir copas con los actores y estrellas del montaje. Si está lleno, cualquier bar del entorno o centro de la ciudad es bueno para comentar las obras.
6.-No olvides. No hay que olvidar abanicos y rebecas. Sí, contradictorio. Pero las noches emeritenses son así de extrañas. Tan pronto hace un frío insoportable como un calor que derrite. También recomiendo una botella de agua durante la representación. Porque salir del graderío a oscuras hacia las barras es bastante complicado. Apagar el flash de tu móvil o cámara de fotos. Es horroroso comprobar cómo algún espectador cree que su pequeño flash llega hasta la escena del teatro. Además despista a cualquiera.