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Paco Vadillo

El Peristilo del Teatro Romano

Miguel Hermoso le gana la batalla a Toni Cantó en Aquiles

Foto de familia de 'Aquiles, el hombre'/ Ensayo de Aquiles © Festival de Mérida/ Enrique Cidoncha

Error subsanable: La muerte de Héctor, príncipe de Troya, a manos de Aquiles no la disfrutan, al menos, un tercio del graderío. El director ha decidido vivir este intenso momento dramático en plena valva regia, por lo que sólo la disfrutan quienes tienen su localidad frente a la puerta central del Teatro. Una pena.

Foto de familia de 'Aquiles, el hombre'

Foto de familia de 'Aquiles, el hombre'

Intensa, esta puede ser la palabra que defina el cuarto montaje del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Y es intensa, a veces en demasía. La música de Luis Delgado, excelente composición, es excesiva. El sonido constante como telón de fondo durante todo el montaje carga aún más los momentos de tensión dramática del montaje. Haciéndolos poco creíbles, incluso despistando al espectador del momento que se vive en la arena del teatro.

Vayamos por partes. La arena, la escenografía, ese elemento que se ha convertido en algo clave en lo que llevamos de edición del Festival. Podría ser, de momento, la edición de las escenografías. Porque la que ha diseñado Curt Allen Wilmeres, de nuevo, espectacular. Arena de cuarzo blanca que cubre la boca del Teatro Romano permitiendo que el espectador viaje sin esfuerzos mentales a la playa de Troya, donde se ubica el campamento griego, que insiste durante años en su asedio a la ciudad troyana.

Si nos fijamos más en los elementos externos del espectáculo que en la propia interpretación, el montaje siempre quedará algo cojo”, comenta una periodista extremeña tras el estreno. Y esa es la sensación que deja la obra dirigida por José Pascual. Mucha carga dramática en elementos como la música, los efectos, la escenografía…Y le falta credibilidad a la interpretación del elenco de actores. A todos, excepto a un creíble Miguel Hermoso, que en la piel de Agamenón, declama como nadie, sin forzarlo, y hace que su mensaje llegue a cualquier rincón de las caveas. Tras el estreno, Hermoso aseguró que Mérida era un destino para él como actor. Y si lo era, pues bienvenido Hermoso, porque sin duda, es el actor más intenso, creíble, modulando su voz con certeza para hacer de sus dos personajes los más destacados del montaje.

Esa credibilidad que le falta al protagonista, Toni Cantó. Quien peca por momentos de declamaciones excesivas, demasiado dramáticas, que hacen perder la naturalidad en muchos momentos de la trama. Una bella trama extraída de La Ilíada y bien escrita por Roberto Rivera. Con frases espectaculares, y una narrativa sencilla, muy poética que dota al montaje de calidad. Los nervios del estreno, reconocidos tras él por el propio Toni Cantó, jugó una mala pasada a algunos actores. Comiéndose algunos pies de texto o incluso teniendo fallos de sonido propios de un estreno.

La obra que vimos ayer no será la misma que disfrutarán los espectadores el domingo. Aunque hay que reconocer que su duración es la justa, existen muchas transiciones narrativas que podrían ser prescindibles. Momentos de movimiento en escena que a veces cuesta entender y que aportan poco al montaje.

Uno de los momentos más tensos, la muerte de Patroclo, el gran amigo de Aquiles, se resuelve de forma rápida. El espectador ya ve a Octavi Pujades, Patroclo, muerto, y nos falta quizás, la carga sexual que envolvía las relaciones entre los héroes romanos. Con una bisexualidad evidente que iba más allá de compañeros de espada, que convertía las relaciones entre los mitos en vinculos sentimentales de pareja.

Este espectáculo quizás requería de mayor peso interpretativo por parte del elenco. Un elenco que se mostró entusiasmado por su estreno y participación en Mérida. Y por una propuesta que deberá crecer con los días hasta cuajar. 

Más que ver una obra de teatro. Mucho más que descubrir las voces de la escena española. Más allá de intentar comprender un mito en el libreto del director de turno...El Festival de Mérida puede ser una experiencia sensorial sencilla de vivir, compleja de entender, pero increíble para enamorarte de ella. Por ello, detrás de la escena, allá donde está el peristilo, donde la Xirgu mira con ojos dramáticos suceden cosas apasionantes. Encuentros imposibles, datos que pasan desapercibidos, recomendaciones para vivir el festival más allá de las caveas. Bienvenidos al entresijo de bambalinas ficticias del Teatro Romano de Mérida

Sobre el autor

@pacovadillo - Más que ver una obra de teatro. Mucho más que descubrir las voces de la escena española. Más allá de intentar comprender un mito en el libreto del director de turno...El Festival de Mérida puede ser una experiencia sensorial sencilla de vivir, compleja de entender, pero increíble para enamorarte de ella. Por ello, detrás de la escena, allá donde está el peristilo, donde la Xirgu mira con ojos dramáticos suceden cosas apasionantes. Encuentros imposibles, datos que pasan desapercibidos, recomendaciones para vivir el festival más allá de las caveas. Bienvenidos al entresijo de bambalinas ficticias del Teatro Romano de Mérida


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