El jueves, 20-O, fue un día histórico. ETA, por fin, anunció que deja las armas y el Ubú libio, Muamar el Gadafi, fue liquidado. Sin embargo, ¡cuán divergentes han sido las vías para derrotar a ambos! La democracia ha acabado con la antidemócrata banda, mientras que la barbarie ha acabado con el bárbaro tirano.
Los libios, presas del horror, se han adentrado en el corazón de las tinieblas para eliminar de forma horrorosa a su coronel Kurtz particular, que de libertador pasó a dictador. Se han puesto a su bajura, ejecutándolo a sangre caliente y sin juicio previo. La ley del Talión se ha impuesto al Estado de derecho. Es el triunfo de la voluntad transmitida en ‘Apocalypse now’ por Kurtz (Marlon Brando) a su verdugo, el capitán Willard (Martin Sheen): «Tú no tienes derecho a llamarme asesino. Tienes derecho a matarme. Tienes derecho a hacerlo… pero no tienes ningún derecho a juzgarme (…). El horror y el terror moral son tus amigos; de lo contrario, se convierten en enemigos espantosos, en enemigos de verdad (…). Se precisan hombres con moral y que al mismo tiempo sepan utilizar sus instintos primarios para matar, sin sentimiento, sin pasión, sin juicio, sin ningún juicio, porque es el juicio el que nos derrota». Y como pregunta el propio Kurtz: «¿Cómo hay que llamarlo cuando los asesinos acusan a los asesinos?».
ETA también hizo suyo el terrible sofisma de Kurtz para imponer a sangre y fuego sus tesis independentistas. Y el Estado español, con los GAL, estuvo a punto de caer en la tentación de combatir al terrorismo con terrorismo, al horror con el horror, como sí está haciendo EE UU con Al Qaida o Israel con Hamás. Eso hubiera deslegitimado nuestra lucha contra la banda terrorista; nos hubiera rebajado moralmente; hubiera convertido a los verdugos en víctimas. En cambio, como bien dicen las víctimas del terrorismo etarra, aquí unos mataban y otros ponían los muertos; solo unos eran los asesinos y otros los asesinados. Y hemos demostrado una superioridad moral sobre el horror etarra combatiéndolo y derrotándolo con las armas que nos otorga legítimamente el Estado de derecho: ejerciendo el acoso y derribo policial, capturando y encarcelando a los terroristas.
Sin embargo, parece que algunos diestros sofistas y sus voceros no se alegran mucho de que ETA anunciara el cese definitivo de la violencia poco antes del 20-N, porque piensan, torticera y egoístamente, que puede perjudicar a los suyos en las urnas y provocar un vuelco electoral similar al que, según sostienen erre que erre, causaron los atentados del 11-M en 2004. Son los mismos que practican un terrorismo dialéctico, porque infunden miedo en los ciudadanos intoxicándoles con que el Gobierno de Zapatero se ha bajado los pantalones ante ETA y ha pagado a la banda un precio político a cambio de la paz. Son mentirosos y cínicos, pues cuando ellos sentaban sus posaderas en la Moncloa sí estuvieron dispuestos a pagar ese precio. Y si en algo coincido con Kurtz es en que «no hay nada que deteste más que la peste de las mentiras».
(Publicado en HOY el 23/10/2011)
APOCALYPSE NOW: EL HORROR (ESCENA)
http://www.youtube.com/watch?v=PStIdCh45ns