Rajoy ha dejado claro esta semana quién manda aquí: Angela Merkel. ¿Usted la ha votado? Yo tampoco. Pero esto sigue siendo una democracia, ¿eh? El lunes, un día antes de entregar a las Cortes sus Presupuestos “de guerra”, nuestro señor rindió cuentas al emisario de su señora, un tal Kauder, quien se llevó “una excelente impresión”, aunque se mostró receloso con las ‘manirrotas’ comunidades autónomas. Mariano, vasallo fiel, ha prometido ser inflexible con sus barones. “No es momento de pabellones, autopistas o aeropuertos”, les advirtió. También dijo que no le ha quedado más remedio, por culpa de Zapatero, que adoptar medidas “duras y dolorosas”. Era eso o algo “peor”: la intervención de los cien mil hijos de Santa Angela para restaurar el orden en la Hacienda española, como en Irlanda, Portugal y Grecia. Tranquilos, Kauder asegura que “cuando los problemas se atajan y se acometen reformas, como está haciendo España, se genera confianza en los mercados”. ¡Ja! Lo estamos viendo: la prima de riesgo se acerca peligrosamente a su récord. Porque don Dinero manda más que Merkel, y nos tiene cogidos por las deudas y siempre querrá más. Ahora nos pide la cuadratura del círculo: más recortes y, a la vez, crecer más. Hasta De Guindos reconoce que “si no hay crecimiento, las dificultades para reducir el déficit son mayores”. ¿Y cómo se puede estimular la economía si los bancos mantienen cerrado el grifo del crédito y el Estado reduce casi un 25% su inversión en las autonomías?
Entretanto, se multiplican las víctimas colaterales de esta extorsión: parados, pobres de solemnidad y los que ya no aguantan más y se pegan un tiro, como hizo el miércoles un farmacéutico jubilado griego de 77 años, al que habían bajado la pensión y no le daba para vivir dignamente. “Dado que tengo ya una edad que no me permite recurrir a la fuerza, y a fe que si un griego agarrara un kaláshnikov, yo sería el segundo en hacerlo, no encuentro otra solución que un final digno antes de empezar a rebuscar comida entre la basura”, decía en una nota que llevaba en el bolsillo cuando se suicidó. En ella, culpaba de “aniquilarle” al Ejecutivo del tecnócrata Papadimos, al que comparaba con “el Gobierno de ocupación” nazi. Y animaba a “los jóvenes griegos sin futuro” a colgar, “como los italianos hicieron con Mussolini en 1945”, a los “traidores de la nación”, los “políticos y financieros”.
Con la crisis, los suicidios han ido a más en Europa. En España, según el INE, en 2006 se quitaron la vida 2017 personas; en 2010, 3.145. “Para ser libre hay que tener un equilibrio emocional, pero el que se suicida es que no ve otra salida, luego no hay libertad”, explica la psiquiatra Carmen Tejedor. Y con tanto ajuste de cuentas cada vez más gente se siente esclava de la necesidad y marioneta en manos de políticos y banqueros, viendo solo dos salidas: el suicidio o la violencia. Son síntomas preocupantes del creciente malestar social. Pero a nuestros gobernantes les preocupa más recuperar la confianza de los mercados que perder la de los ciudadanos. Harán lo que sea, hasta cortar las venas del exangüe país y empujar al pueblo a un suicido colectivo o a una rebelión armada.
(Publicado en el diario HOY el 8/4/2012)