Suso es un ‘nini’: ni estudia ni trabaja, como el 23,1% de los jóvenes españoles de 18 a 24 años, según Eurostat. Pero Suso supera los 35, lleva más de dos años en paro, está casado y tiene un hijo de dos años. Cobra los 426 euros de subsidio, que se le van en pagar el alquiler, la luz, el agua y el teléfono. Él y su familia comen gracias a la ayuda paterna. Su padre, Felipe, es pensionista y uno de esos cuatro de cada diez abuelos que mantienen a sus familiares. Hace dos años solo era uno de cada diez. La pensión de Felipe ronda los 1.500 euros y con ella él y su mujer, Ángeles, hacen malabares para alimentar a cinco bocas. Menos mal que ya tienen pagado su VPO y que renunciaron a cambiar de vivienda e hipotecarse de nuevo. Ahora lo estarían lamentando. Y menos mal que Felipe y Ángeles se han dado en la vida caprichos los justos y han sido dos hormiguitas que, miguita a miguita, han ido ahorrando en la época de vacas gordas. Gracias a ello pueden ahora rescatar a su hijo, su nuera y su nieto. Al menos, Felipe tiene una pensión decente, aunque ha perdido poder adquisitivo desde 2008. Suso no correrá igual suerte; apenas ha cotizado a la Seguridad Social, porque antes de quedarse en paro trabajaba a jornada completa pero con un contrato a tiempo parcial y un sueldo de hambre.
Pero la hucha de Felipe y Ángeles ya está en mínimos, y no van a acudir en su rescate ni Rajoy ni Merkel ni la troika (BCE, FMI y UE). Eso lo dejan para la banca. Esta nunca pierde: cuando gana, solo gana ella; cuando pierde, perdemos todos los ‘pringaos’ que tenemos nómina y pagamos cinco veces más impuestos que grandes empresas y fortunas como Amancio Ortega, el hombre más rico de Europa, o Rodrigo Rato, quien se puede permitir el lujo de renunciar a 1,2 millones de indemnización por lo bien que lo hizo al frente de Bankia. Esta, a cambio, no le aplicará la cláusula que le prohibía trabajar para otro banco en los próximos dos años. Pues que se ande con cuidado quien le contrate, que Rato es un especialista en hacer mutis por el foro después de liarla parda. Como vicepresidente económico con Aznar puso los ladrillos de los que vienen estos lodos. Entre 2004 y junio de 2007 fue director gerente del FMI, cargo del que dimitió justo antes de que estallara la crisis, que no vio. En 2010 sus amigos del PP lo colocaron al frente de Caja Madrid y pilotó su fusión con la valenciana Bancaja, también controlada por los populares, y otras cinco cajas. En febrero de 2011 presentó oficialmente Bankia y cinco meses más tarde logró sacarla a bolsa. El fiasco resultante es de todos conocidos y nos va a costar dinero a los ‘pringaos’ de siempre, pues los 100.000 millones que dará la UE a Rajoy para sanear la banca española son un préstamo al 3% de interés que engordará nuestro déficit público –aunque las entidades deberán abonar al Gobierno el 8,5% de interés, lo que está por ver–. Ya ven, para salvar los bancos hay margen para endeudarnos, pero no para sostener el Estado de bienestar.
¿Y quién es el villano de esta película de terror? ¿Tipos como Suso? No, ellos son las víctimas. ¿Gente como Felipe y Ángeles? No, ellos son los héroes. ¿O acaso individuos como Rato? Ahí la has dado. Por eso, cuando alguien me dice que todos somos culpables de la crisis, me entran ganas, como en la canción de Sabina, de vengar la memoria de las víctimas y héroes de esta epidemia de ceguera a pedradas contra los cristales de una sucursal bancaria.
(Publicado en el diario HOY el 17/6/2012)